jueves, 7 de abril de 2011

LAS MIGAS



Las migas, unos de los seres más ninguneados de la Tierra. Son las únicas que están ahí cuando las necesitas.

En ese momento en que has acabado de comer, cuando la conversación empieza a ser aburrida porque los mayores hablan de la inflación o del Euribor… bajas la mirada y sólo están las migas. Miras a las migas, las migas te miran a ti…. y ambos os miráis como diciendo “¡¡Qué coñazo!!, ¿no?. ¿Qué hacemos entonces?.

Arrejuntar las migas. Las reunimos, las separamos por tamaños, por formas… como si luego las fuéramos a reciclar. Miga dura, al contenedor de miga dura; miga blanda, al contenedor de miga blanda; semillita de sésamo, al contenedor de semilla… ¡¡Hay quien ha llegado a reconstruir la barra de pan!!.

Cada persona genera distinto tipo de migas. “¡¡Dime qué tipo de migas dejas, y te diré que eres!!”. Está el que se come sólo la corteza, ese que va descascarillando el pan poco a poco, arrancándole trocitos con la uña y llevándoselos a la boca. Luego está el que se come lo blando y deja lo duro. Eso es más difícil porque hay que horadar una pequeña madriguera en la corteza y luego ir extrayendo miga a miga. Y por último está el que cuando ha acabado de comer, todavía tiene el pan entero. Los demás lo miran con ojos golosetes, como diciendo: “¡¡Saltamos a la de tres. Para mí lo duro y para ti lo blando!!”.

Podríamos hablar días, incluso horas, sobre las migas y, realmente, lo único que hay que saber es que se dividen en dos tipos: migas duras y migas blandas. La miga blanda tiene dos cualidades que la hacen muy cotizable: es amasable y lanzable. No hay celebración digna que no acabe en guerra de bolas de miga de pan.

A la gente le gustan las migas. De hecho hay un plato que se llama; “migas”. Es un plato delicioso y sobre todo muy económico. Y al final, para recoger las migas, tenemos varias opciones; recogerlas, soltar una gallina o en su defecto, un oso miguero.

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