viernes, 19 de marzo de 2010

LOS POST IT


Voy a hablar de uno de los seres, más olvidados de nuestra generación; los post it.

Los post it, nos recuerdan cada día, que no tenemos memoria. Esa es su obsesión. Se acaban, y nadie los repone. ¿Por qué?. Es normal, ¿cómo los vamos a reponer, si no están ellos para recordar que hay que reponerlos?.

Yo creo que, en el último post it del paquete, debería de venir una frase de fábrica; “¡¡Comprar más post it!!”.

Aunque creo que la frase no debería de ser; “¡¡Comprar más post it!!”, debería de ser; “¡¡Robar más post it!!”.

Porque los post it no se compran, se roban.

Sucede que, el principal problema de los post it es; apuntar cosas, en plan telegráfico, confiando en que luego las vas a entender. También el principal problema de los post it es; que da mucho gustito despegarlos del taco. Es como relajante. Podría ser terapéutico.

Por eso los post it, sirven para demostrar quien está aburrido en la oficina, quien está ocioso en la oficina. El que despega un post it, luego necesita escribir algo en él. Lo intentas poner otra vez, y no queda bien. Es imposible cuadrarlo. Entonces, el que despega un post it, siempre tiene que apuntar algo, y apunta algo tan genial como; ¡¡HOLA!!.

Y se lo pone a un compañero delante. ¡¡Claro que sí!!, hay cosas que es mejor decirlas por escrito.

Luego están los que escriben frases célebres tipo: “Si lloras porque se va el Sol, las lágrimas, no te dejarán ver las estrellas”.
Aunque en realidad sería más bien: "Si lloras porque se han acabado los post it, los post it, no te dejarán ver la pantalla del ordenador".

Yo he visto ordenadores empapelados enteros, o sea, que acercas una cerilla y ahí arde todo, como una falla.

La pregunta es; ¿Cuánto aguanta un post it pegado en una pared?, ¡¡hay que saberlo!!, ¡¡hay que saberlo!!. Porque está la figura del post it olvidado, que lo pones, y ahí se queda para siempre. Que a lo mejor lleva seis meses sin que nadie lo quite, ¡¡que ya es tiempo seis meses para memorizar, lo que ponía en el post it!!, ¡¡y se queda ahí!!.

- Si es que nunca me acuerdo de quitarlo.
- Pues, ponte un post it que ponga; “¡¡Quitar el post it!!”.

Por eso el post it es amarillo, para que no amarillee. Porque si no, imaginaos, ese papel normal que amarillea, la culpa, el sentimiento de culpa que te tiene que entrar. Tú pones un papel normal y caduca, se oxida con el paso del tiempo.

El post it es neutro completamente. Nadie sabe cuanto aguanta un post it en una pared. Pero sabemos, que un día, sin avisar, llega el otoño de los post it, se curvan, y se descuelgan.

Es ley de vida. De hecho, yo tengo apuntado una gran lista de; "GRANDES POST IT DE LA HISTORIA, QUE SE CURVARON, Y SE CAYERON".

El primero es; “¡¡La catedral tiene que estar lista el miércoles!!”. Firmado; Antonio Gaudí

domingo, 7 de marzo de 2010

COMIDAS INCOMIBLES


Por ejemplo, el jamón. Todo lo buenísimo y españolísimo que quieras, pero... intenta comerte un bocata en público. El jamón es irrompible e indestructible. Si alguna vez hay una tercera guerra mundial, ya sé de qué haré mi búnker. De jamón de jabugo. No sólo te quedas con todas las lonchas colgando a la vez de la boca, que hasta tu perro te miraría con asco, sino que el resto de tu merienda se reduce a dos miserables trozos de pan.

Con los calamares pasa lo mismo, te cuesta más comerlos que si estuvieran vivos, pero el efecto es más creativo. Otro alimento son los langostinos. Te ves obligado a coger con los dedos a un invertebrado resbaladizo, que dedica toda su vida a arrastrase por los lodos de los fondos marinos. Después tienes que arrancarle la cabeza, y enredarte los bigotillos en las manos, desmembrarle quitándole las patas y la cola, y por último, sacarle la piel y empaparlo bien en mayonesa. Te lo comes porque sabes que está bueno, pero te preguntas quién fue el primer hombre al que semejante animalillo, le pareció estimulante para comer.

¿Y las hamburguesas?. Todavía no ha nacido miembro del género humano capaz de comprar una, y no redistribuir todo lo de dentro. Que si no te gusta el pepinillo, que si la lechuga tiene que quedar con todos los pliegues simétricos... Lo malo es, que sueles emprender esa operación después de echar el kepchup y la mostaza. Al final la bandeja del Burguer, parece un campo de batalla de los fruittis, todo lleno de vegetales destrozados, manchados de tomate y desperdigados... y después viene comérsela.

Estamos convencidos, de que una hamburguesa del tamaño de nuestra cabeza, puede entrar en la boca en tres mordiscos. Y el monstruo de las galletas ocupa tu cuerpo por breves momentos, mientras tú, barboteas un “gromphgruarrgg”, intentando deglutir a la madre de todas las vacas hecha hamburguesa. Encima no puedes ocultar las pruebas del delito, porque al terminar, tu solitaria servilleta microscópica, no es capaz de absorber toda la grasa que gotea por tu fisonomía. La verdad es, que ni el señor Mistol en persona podría.

Queda la cuestión de los espaguetis. Son un alimento diabólico con pensamiento propio. Te pasas media comida enrollándolos en el tenedor y cuando vas a llevártelos a la boca, ¡¡Zas!!. Siempre hay uno, pero uno sólo, que se desenrolla, y te deja a ti con cara de imbécil y reflexionando. Por experiencias pasadas, sabes que si intentas volverlo a enrollar, el resto de espaguetis seguirá al líder en su camino a la libertad. La única solución posible, acaba siendo, estirar el brazo tenedor en mano, y empezar a mover la cabeza para acertar a insertar el espagueti esquivo en la boca. Pareces un polluelo de esos del National Geographic, intentando cazar una lombriz en el nido.

sábado, 6 de marzo de 2010

¿EL HOMBRE ES TONTO POR DEFINICIÓN O POR NATURALEZA?


¿El hombre es tonto por definición, o por naturaleza?, el hombre tiene una parte buena, y otra mala, lo que pasa es, que a algunos hombres la parte buena, siempre les pilla durmiendo.

El hombre para desarrollarse, antes que hombre, tiene que ser primero niño. Pero el niño para desarrollarse, según Freud, tiene que matar al padre, simbólicamente. ¿Para qué?, para que se desarrolle el complejo de Edipo.

Gengis Khan, el rey de Mongolia, no solamente mató al padre, sino a la madre, e incluso hubiera matado a Edipo si no llega a ser simbólico. Era un guerrero terrible. Inventó el crimen a gran escala, en la modalidad del aire libre, y bajo techo. Cogía a todos sus enemigos, y los cocía en agua. Decía:

- ¡¡A estos les hace falta un hervor!!

Es decir, los metía en agua, para torturarlos y que confesaran.

- ¡¡El gordo no ha dicho nada, pero me está haciendo un caldito!!

Fijaos que, conquistó él, la China entera, y cuando se hartó de ella, se la fumó.

El hombre lo ha pasado muy mal, porque ha estado muy solo. Porque las otras especies, no le han acompañado. ¿Le han acompañado?. ¡¡Sí!!, ¿pero para qué le han servido?. Para hacer documentales en la 2.

Han insistido mucho con los monos. Los monos son nuestros primos generacionales, ¿pues vaya como ha salido el primo?. La única que ha despuntado un poco, la mona Chita.


El hombre, ha querido siempre controlarlo todo. Saber de dónde viene la desgracia, saber de dónde viene la gracia, a que huele la idiotez.

Pero el hombre sobre todo, ha querido estar pisando tierra firme. Como la Tierra. Esa bola que gira a tres mil kilómetros por hora, y que está suspendida por fuerzas invisibles. Alrededor, un montón de bolas también, que se respira magnesio, potasio y aluminio. Y alrededor un montón de astros incandescentes, ¿qué cómo va eso?, pues a energía atómica. Y rodeada a su vez, de agujeros negros, que lo chupan todo. Que son muy negros, negros invisibles, que son tan negros que no se ven, de lo negro que son.

Por eso al hombre, le gusta estar seguro.

Al hombre una vez le dijeron:

- ¿Tú que prefieres; la sabiduría o la riqueza?
- ¡¡La sabiduría, la sabiduría!!

Entonces el hombre sabio, subió a la montaña, y siendo sabio dijo:

- ¡¡Ahora que soy sabio, y lo sé todo, me he equivocado, tenía que haber elegido la riqueza!!

jueves, 4 de marzo de 2010

LAS PAPELERAS


Voy a hablar de unos pequeños seres, a los que no se les trata con el cariño que se merecen, contra todo pronóstico; las papeleras.

Las papeleras, jalonan nuestra vida desde la infancia. La papelera de colegio, por ejemplo, una papelera que se alimenta de albóndigas de papel, de virutas de sacapuntas, y de chicles.

Las papeleras de colegio, tienen forma de canasta de baloncesto, y eso hace que de pequeños, desarrollemos el impulso irrefrenable de tirar a canasta.

Tu estás en el cole, y es imposible no hacerlo. Haces una pelota de papel, podrías levantarte, pero no, hay que tirar a canasta, entonces tiras, y el problema es cuando no encestas, porque hay que ir allí, levantarse y volver a meterlo.

Que yo no sé, porque duele tanto. No sé si es el esfuerzo de levantarnos, o la humillación de no haber encestado. Lo peor es, que cuando estás allí, te agachas, coges la pelota, la echas y vuelves a fallar. Que se han dado casos de gente que ha llegado a fallar hasta nueve veces seguidas. Y te enfureces, y entonces ya claro, con la furia, pierdes tus papeles, y tiras con fuerza, y la pelota rebota dentro y sale para afuera. Y te quieres morir.

Y te dan ganas de tirarte a ti mismo dentro de la papelera, porque ya la última la tiras con furia.

Aunque hay algo peor todavía, que fallar nueves seguidas. Y es, cuando lanzas desde muy lejos, encestas, pero no lo ha visto nadie. Y vas a todo el mundo a contárselo;

- “¡¡Pero oye, lo has visto, lo has visto!!”, “¡¡que lo he metido desde aquí!!”

Y nadie te creerá.

- “¡¡Pero si te he visto antes nueve veces fallar!!”

Para eso si te ven, y nadie te cree.

- “¡¡De verdad, de verdad, lo juro, lo juro, usted chicle si me cree, verdad!!”

Y no te cree nadie.