sábado, 29 de enero de 2011

LOS ZOMBIS


Hablemos de zombis, porque ahora están de moda, están muy de moda. Primero estuvieron de moda los frisbees, luego estuvieron de moda los furbys, y ahora están de moda los zombis.

Parece que tenemos una extraña fijación con las cosas que acaban en –bis. Que ya puestos, pues bueno, que se ponga de moda el cannabis, y seguro que las cosas nos irán bastante mejor.

Los zombis están de moda, y yo todavía no he entendido porqué. Todos sabemos qué es un zombi, ¿no?. Un zombi es básicamente, alguien que se ha muerto, pero sigue vivo. Un muerto viviente. Que de entrada es chocante, porque son dos conceptos antagónicos. Que no tiene sentido. Es como si existiera alguien que fuera un calvo- peinante, o un gordo- adelgazante.

Los zombis a mi parecer, son el monstruo fantástico, peor pensado de todos los tiempos. Tú ves a un vampiro, que también están muertos en principio, beben sangre, se convierten en murciélagos. Luego también está el hombre lobo, que es un tío que se transforma con forma de animal salvaje. Pero…. un zombi, un zombi es un poco una mierda.

Porque un zombi, básicamente, es lo mismo que un humano normal, sólo que más tonto, más lento, y que no sabe hablar.

Analicémoslos por partes. Son muy lentos. La teoría es que, el cerebro de los zombis, se muere parcialmente, y pierden capacidades motrices. También es cierto que no se les puede pedir mucho, bastante complicado es mantenerse en pie, estando muerto.

Pero eso no es peligroso. Una persecución zombi, es como el cuento de la liebre y la tortuga, que hay que echarse una siesta para que te pille.

¡¡Y ojo a esto!!. Porque todos sabemos que los zombis se alimentan de cerebros. Pero…. ¿y si no encuentran cerebros?. Después de plantear esta hipótesis, mientras yo escribía esto, me pregunté; ¿un zombi se puede morir de hambre?.

sábado, 22 de enero de 2011

LA CROQUETA QUE QUEDA


Hablemos de un pequeño ser, al que no se le trata con el respeto que se merece: la croqueta que queda, la que nadie quiere, la de la vergüenza.

Que le digo yo a mi madre: - “¿Para qué la haces?. Haz las demás, pero ésa no. Es muy sencillo, cuando las tengas todas amasadas y las vayas a echar a la sartén… deja una fuera”.

Esa croqueta lo pasa mal viendo cómo la gente escoge a sus compañeras. Y ella en el plato: -“¡¡Cógeme a mí, cógeme a mí…!!”. Es como cuando en el recreo del colegio se elegían los equipos para jugar al fútbol. Que iban eligiendo a los buenos, y al final quedábamos sólo los tullidos, y un gordo humillado. Yo creo que la croqueta que queda, tiene que estar acomplejada. Seguro que se mira a sí misma, y se pregunta:

- ¿Seré gorda?

- No, amiga croqueta. Si fueras gorda, desaparecerías la primera.

Lo malo es que cuando queda una croqueta sola en el plato, a todo el mundo, mágicamente, se le acaba el hambre a la vez. Nadie se atreve a dejar el plato vacío.

La gente siente como si estuviera extinguiendo una especie en peligro de extinción. Como si estuvieran comiendo un lince ibérico o un orangután.

También sucede a gran escala. Imaginemos una mesa grande con cinco platos de croquetas. Los comensales atacan como aves rapaces, pero cuando sólo queda una croqueta en cada plato… ¡¡A todo el mundo, se le acaba el hambre a la vez!!.

Queda una croquetilla sola en cada plato, hasta que, de repente, un especialista en logística del piscolabis, en un alarde de genialidad, coge los cinco platos y reúne a las cinco croquetas en un solo plato. Yo me pregunto, ¿de qué hablarán esas croquetas, que se acaban de conocer?:

- A ti tampoco te han cogido, ¿no?

- Yo es que tengo un borde quemado.

Y es curioso nuevamente, cuando están las cinco en el plato, la gente vuelve a tener hambre. Vuelven a coger croquetas, hasta que sólo queda una. Y a esa croqueta que queda, sí que le tiene que entrar una depresión atroz.

Abandonada en el plato, fría, con la barriga lisa. Te da la sensación de que, si le das la vuelta con un palo, va a tener debajo bichos bola, ciempiés…

Esa croqueta está fría de miedo. La pobre sabe que sólo le cabe esperar el descuartizamiento. Porque nadie se atreve a dejar el plato vacío, y el próximo que pase por ahí con un tenedor dirá…

- Pues yo me voy a coger media.

- Pues yo, la mitad de la mitad.

- Yo, la mitad del cuarto que queda.

- Y yo, la mitad de la mitad de la mitad de la mitad.

Creo que se ha llegado al átomo de croqueta.

La próxima vez que veáis a la croqueta que queda, miradla a la cara si sois capaces. No es sencillo, nada hay más difícil que, saber cuál es la parte de delante y cuál la de atrás de una croqueta. Es imposible saber si una croqueta viene o va, sólo sabemos que está. Y que está triste. Entre otras razones, porque una croqueta no puede jugar a la Wii.

sábado, 15 de enero de 2011

CÓMO VENDER ENTRADAS


- ¿Qué vende usted?

- ¡¡Entradas!!

- Pero… entradas, ¿para qué?

- Pues para ganarme la vida

- No, no, digo… que, ¿para qué son las entradas?

- Pues para poder entrar

- Pero… ¿por dónde?

- Pues por la puerta

- ¿A dónde da esa puerta?

- Pues al otro lado

- Pero… ¿qué lado?

- Pues al otro lado de la puerta

- Pero…. ¿qué puerta?

- Pues la de la entrada

- Pero…. ¿qué entrada?, ¿dónde está la entrada?

- ¡¡Aquí!!, ¡¡son veinte euros!!

miércoles, 5 de enero de 2011

LAS PILAS


Hoy quería hablarles de unos pequeños objetos, a los que no se les trata con el cariño que se merecen: las pilas.

Que son como el papel higiénico, o como la paciencia de las madres; solamente nos acordamos de ellas, cuando se acaban.

Y se acaban las pilas. ¿Y qué hacemos entonces? ¿Bajamos a comprar más?. ¡¡De eso nada!!, es que no hay tiempo, las necesitas ahora. Es como cuando se te acaba el papel higiénico; las necesitas en ese momento. No vas a bajar a la tienda con el pantalón por los tobillos.

- ¿Oiga, por favor, tienen papel higiénico?.

- Sí, es al fondo.

¡¡Nooo!!; recorremos toda la casa buscando cosas que funcionen con pilas; o sea, estás tan desesperado que te encuentras a tu abuelo durmiendo, y te preguntas:

- ¿Pasará algo si le quito las pilas del marcapasos?. Total, ahora está durmiendo. ¡¡No va a marcar ningún paso!!.

¡¡Nooo!!, sigues buscando, y la primera pila que cae siempre es, la del despertador; que yo me pregunto: ¿Para qué le ponen pilas al despertador, si le quitas la que tiene, le pones la gastada y sigue funcionando perfectamente?.

Bueno, pues tienes que encontrar otra cosa que siempre funcione con pilas… Mmm, ¡¡ya está!!. El mando de la tele. ¡¡Pues no!!, porque el mando de la tele nunca tiene pilas, siempre están gastadas; lo que pasa es que no lo queremos reconocer. Tu aprietas el botón, y no cambia de canal; y dices, eso es que no he apretado lo suficiente con el dedo. Clavas el dedo, y no cambia y dices: eso va a ser el ángulo. O sea, te estiras, te retuerces, te vas acercando y, al final aprietas el botón de la tele, con el mando. ¿Y cambias las pilas?. ¡¡No!!, ¡¡para qué!!, si funcionan perfectamente; lo que pasa es, que hay que encontrarle el ángulo.

Sigues buscando y consigues reclutar tres pilas. La del despertador, la de la calculadora, y la del reloj de la cocina. Que esa es fantástica, porque no sabías ni que existía. Pero necesitas cuatro.

Pero tu no pierdes la esperanza. Si tres funcionan, una está gastada,… son mayoría ¿no?. Malo será…. ¡¡Pues no!!, porque cuando no se puede, no se puede.

Y a esa pobre pila gastada, le tiene que entrar un bajón… Yo imagino a las otras tres; venga, va, que no pasa nada, tranquila, va, que no pasa nada,… Y ella: es que no lo entiendo, os juro que es la primera vez que me pasa. Y lo malo es, que ahora las cuatro pilas están gastadas. Sí, porque para estas cosas las pilas son muy suyas, son como las manzanas; aunque tengas tres que funcionen, como las pongas con una que está podrida,…

Y el problema es: ¿qué haces ahora con todas esas pilas gastadas?. Porque antes no pasaba nada. Yo de pequeño las chupaba, las comía, las mordía, las tiraba al fuego... y nunca me pasó nada; pero ahora, como no las tratamos con cariño, las pilas han decidido hacerse venenosas.

Hoy día, tirar una pila gastada a la basura, es más peligroso que colar a Herodes en Disneylandia. Incluso se han vuelto crueles. Tienen hasta su propio día de la venganza de las pilas; el día de Reyes. Todos los niños del mundo abriendo los regalos a la vez, y todos a la vez:

- ¡¡Papá!!, ¡¡no tiene pilas!!, ¿dónde están las pilas?, ¿y las pilas?, ¿dónde están las pilas?.

- Las pilas, ¿qué donde están las pilas?. En el despertador, en la calculadora, en el reloj de la cocina,…… y en el marcapasos del abuelo.