miércoles, 29 de junio de 2011

¿CÓMO APRENDER INGLÉS?


Pregunta:

Me han concedido una beca para estudiar inglés en el extranjero, pero no tengo ni idea de inglés, y no sé cómo sobreviviré 4 semanas en Estados Unidos. ¿Algún consejo? Gracias.

Respuesta:

Amigo, he ideado un plan infalible para no solo hacer que aprendas inglés, sino que también podrás alargar tu estancia en los Iunaited Esteits of Ameuica, y todo eso por poco dinero. Atento:

Cuando bajes del avión, dirígete raudo hacia el primer Walmart (El Corte Inglés americano) que veas. Una vez allí, compra un arma de fuego de tu agrado (una Beretta 9mm sería una gran elección). Paga en metálico y sal del establecimiento. ¿Has comprado munición? ¡Idiota!, vuelve y cómprala.

Vale, ya estás fuera. Ahora tienes que buscar a un ciudadano típicamente americano, pero claro, tú no tienes ni puñetera idea de cómo es un ciudadano americano porque eres un españolito que no ha salido en su vida de Villaconcejo del Pinar, tu pueblo natal. Bien, los reconocerás porque visten con gorra color azul marino.

Cuando localices a uno, pon tu pistola a escasos centímetros de su cara, a la vez que gritas “¡Allahu Akhbar! Ahora solo tienes que esperar a que un grupo de aproximadamente 6 policías con barriga se abalancen sobre ti y te lean tus derechos. Tú tranquilo, que te los dirán en inglés y no te enterarás de nada.

No te asustes, irás a un juicio de esos como en las pelis y acabarás en la cárcel sí o sí (eres hispano, ¿qué esperabas?). Pasarás unos 10-12 años en Oregon State Penitentiary, donde perfeccionarás tu inglés y harás grandes amistades.

Cuando el Alcaide Jameson (siempre se llaman así) te deje salir, vuelve a España y narra la hazaña a tus familiares.

lunes, 27 de junio de 2011

EL PAPEL DE ALUMINIO


El papel de aluminio desempeña muchos papeles en nuestra vida, pero el más duro es el papel de papel de aluminio. Ese papel plateado que sirve para envolver fiambres, tanto en las charcuterías como en el CSI. Ese papel vive estresado porque tiene que estar ahí para lo que le manden, le guste o no.

El papel de aluminio sirve para tantas cosas que no se sabe muy bien para cuál se inventó: para evitar que los marcianos nos leyeran la mente, para oír una radio que no tiene antena… Por cierto, eso es algo que nunca entendí, ¿cómo es posible que algo que sirve para que una radio se oiga sin antena, sirva también para que los extraterrestres no escuchen nuestros pensamientos? Es como si la crema depilatoria, sirviera también de crecepelo.

El pobre papel de aluminio espera inquieto a que le digan cuál es su próxima misión: “¡¡Hoy, a teñir las mechas de una señora!!”. Otra misión del papel de aluminio es envolver los bocadillos de una excursión. Envolver bocadillos con papel Albal no es una buena idea, porque es opaco. Luego, para saber de qué es cada bocadillo hay que andar olisqueando y haciendo biopsias, y es imposible dejarlos como estaban, siempre se nota que ha estado alguien cacheando y explorando al bocadillo. Lo ves mal envuelto, descamisado, con la marca de un dedo hincado, para saber si la tortilla tenía cebolla o no.

Da igual el papel que juegue en la vida el papel de aluminio: envolver fiambres, teñir mechas, oír la radio o proteger bocadillos… el papel de plata siempre termina igual; hecho una bola. A no ser que lo pille una de esas madres que lo reciclan todo.

sábado, 18 de junio de 2011

CUANDO SE VA EL AGUA CALIENTE



Uno de los momentos en que nos sentimos más desnudos, solos y desamparados, es cuando cortan el agua caliente.

Hay personas que prefieren que les corten los tendones del talón a que les corten el agua caliente.

Es muy duro. Estás ahí, en la desnuda desnudez de la bañera, cheposo, agarrando la ducha, mojándote sólo los pies, y el agua no termina de salir caliente. No sale, no sale, no sale… Y aquí ya depende de cada uno el tiempo que se tarde en aceptar que no hay agua caliente.

Pasamos dos fases, no hay tiempo para más.

Primera: negación. Pones la mano bajo el chorro y dices:

- “Creo que ya sale un poco más caliente”.

De eso nada, no es que salga un poco más caliente, es que ya tienes la mano más fría. No es que la temperatura del agua suba un grado, es que la de la mano baja dos. Se sabe porque la mano se azula.

La segunda fase es: la aceptación.

Te haces cargo de la situación y lo aceptas:

- “No sé por qué, pero se ha ido el agua caliente. A lo mejor he dicho algo que le ha sentado mal”.

Aceptas que te tienes que duchar con agua fría y, en esos casos, uno siempre va a servicios mínimos de limpieza. De hecho, el jabón es prescindible. Basta con hacer lo justo para poder contarlo. Mojarse poco, rápido y, ¡¡fuera!!. Es un trámite. Sin embargo hay varias escuelas.

Está el nórdico titán que se mete en la ducha, se conciencia de lo que va a vivir, abre el grifo a tope, se frota rápido y sale de allí. Sería el equivalente a quitarse el esparadrapo de un tirón. Es un ser mitológico. Es como esa gente canadiense, que el día de Año Nuevo se echa a nadar al hielo. Y luego salen felices como diciendo: “¡¡Sobreviví!!”. Yo creo que les patinan las neuronas, porque se forma escarcha en las curvas de ese cerebro.

Luego está el indeciso. Desnudo, dentro de la ducha, encorvado y echándose el agüita en los pies:

- “Espera, espera que ya va… una, dos y… espera, espera, ya va, ya va, una, dos y… espera, espera que creo que ahora sale un poco más caliente. Una, dos y… bueno ya va… una, dos y…”

Éste suele salir de la ducha con las manos y los pies mojados, y todo lo demás seco. Quizás este segundo sea el más listo. Puede que el sufrimiento titán sea en balde porque la roña no se va con el agua fría, se pega más. Cada poro se cierra y agarra su porción de mugre.

Hay una tercera opción que es; la ducha tipo hámster. Que consiste en ducharse en la pileta del lavabo y por sectores; brazos, cuello, axilas… Es muy difícil lavarse los sobacos en el lavabo, porque tienes que lanzarles el agua. O los pies, que resulta imposible subirlos al lavabo.

Tanto si eres del tipo titán, del tipo indeciso o del tipo hámster, sales de allí diciendo una palabra:

- “¡¡To… to… toallaaaa!!”

Si uno se ducha con agua fría, la toalla, más que para secarse, sirve para no morir. Te envuelves en ella, con los dientes castañeando y hablando como si estuvieras poseído por el Maligno.

La toalla te salva la vida, y no sólo eso. Cuando uno se ducha con agua fría, la toalla, además, juega un papel fundamental, porque la roña que no se ha podido llevar el agua, se arranca con la toalla. Es como pasarse una bayeta. Podríamos hacernos la prueba del algodón.