lunes, 8 de abril de 2013

AHORRO DE ENERGÍA



Resulta que para ahorrar energía, las autoridades de Santa Bernardina del Monte, dispusieron que a las 00.00 horas del día 25, los relojes se atrasaran una hora, pasando a marcar las 23.00 horas del día 24. De este modo, la gente que tuviera que levantarse a las 7.00 del día 25, no tendría que encender ninguna luz, ya que en realidad, eran las 8.00 y el sol ya estaría en plena actividad.

Cuando llegó el momento, las 00.00 del día 25, la gente de Santa Bernardina del Monte, obediente como era, atrasó sus relojes una hora. Fueron entonces, y volvieron a ser las 23.00 horas del día 24.

Pero una hora después, los relojes volvían a marcar las 00.00 horas del día 25, la gente de Santa Bernardina del Monte, obediente como era, atrasó sus relojes una hora. Volvieron a ser entonces las 23.00 horas del día 24. Una hora después, los relojes volvían a marcar las 00.00 horas del día 25.
  • ¿Qué hago, mamá? - preguntó un joven, - ¿atraso el reloj?
  • Por supuesto hijo, debemos de ser respetuosos de las disposiciones de la autoridad – respondió la madre.

Todos los habitantes de Santa Bernardina del Monte, obraron en consecuencia con ese precepto. Pero una hora después, los relojes volvían a marcar las 00.00 horas del día 25. Nuevamente los pacíficos habitantes de Santa Bernardina del Monte, atrasaron sus relojes una hora.

Se pusieron entonces a esperar el trascurso de los sesenta minutos que faltaban para volver a atrasar los relojes, pero algunos tenían sueño y se fueron a dormir, no sin antes dejar turnos establecidos, de tal modo, que siempre hubiera alguien despierto, a la hora de atrasar el reloj.

A la mañana siguiente, seguían siendo las 23.00 horas del día 24, una hora después eran las 00.00 horas del día 25, e inmediatamente después volvían a ser las 23.00 horas del día 24. Faltaban nueve horas, para que abrieran las oficinas y los comercios. Una hora después, faltaban ocho.

Los habitantes de Santa Bernardina del Monte, de mantenerse en este estado de cosas, habrían muerto de inanición, sin embargo fue otra la causa de su muerte. Tres días del cambio de hora, un funcionario del gobierno central, que pasaba por el pueblo, interpretó la actitud de los lugareños, como huelga general por tiempo indeterminado, y dio parte de ello a sus superiores.

Poco después, diez mil soldados entraron con helicópteros y tanques en Santa Bernardina del Monte, aniquilando a los insurrectos. Los relojes del pueblo entonces, quedaron divididos en dos categorías: los que averiados por las balas, estaban clavados en una hora entre las 23.00 y las 00.00, y los que seguían marchando libremente, pudiendo llegar hasta más allá de las 00.00, sin que nadie manipulara las agujas para atrasarlos.

De todos modos, algunas horas después, ellos solitos volvían a marcar las 23.00, como si sintieran nostalgia de sus disciplinados dueños, que en paz descansen.