domingo, 27 de septiembre de 2009

LOS LIBROS


¿Por qué los libros, tienen una hoja en blanco al principio, que no vale para nada?. En fin... libros.

Los libros no son lo que son, sino lo que hacen que nosotros seamos. Los libros calan en nuestra mente, casi tanto, como cuando nosotros, calamos de saliva, la parte inferior derecha de las páginas, ¿por qué nos chupamos el dedo, para pasar una página?, ¿nos chupamos los ojos antes de ver una película? Puede que alguien sí, pero no todos.

Ahora la gente que lee, es culta. Antes leer, era algo trivial... ¿serán las revistas de corazón, lo siguiente que dé cancha, a los círculos eruditos y selectos?. Me imagino al futuro escritor de novelas policiacas, relatando la vida de un sombrío paparazzi, que tendrá que descubrir, quién ha desmantelado su exclusiva...

El otro día le pregunté a un amigo mío, qué era lo último que había leído, él me contestó que si valían las señales de tráfico, yo le dije que no, y entonces él me dijo que "Así habló Zarathrusta" de Fiedrich Nietzsche, pero que le había gustado más la señal de STOP.

Hay una cosa cierta, en las casas hay, hubo y habrá siempre un libro que no nos hemos leído, que o bien, viene de una colección de grandes clásicos de "El País", o bien, porque te lo han regalado para tu cumpleaños, y la persona no se ha molestado mucho en adivinar tus gustos literarios, más bien te ha regalado Harry Potter, que es como comprar un paragüas negro, a nadie le apasiona, pero todo el mundo tiene uno.

sábado, 26 de septiembre de 2009

LA QUINIELA


Érase una vez un hombre, llamado Ataulfo, al que le hacía ilusión hacerse rico.

Todos los días, iba al banco a ver si su cuenta había aumentado.

Luego, volvía a su casa con los bolsillos vacíos, y un folleto de un plan de pensiones. Ataulfo decidió, que la forma más rápida de ganar dinero, era jugárselo. Así que, apostó sus cuartos a la ruleta, sus tercios al póker, y sus medias a la Primitiva. Lo perdió todo.

Caminando con tristeza por la calle (o sea, arrastrando los pies, porque si se va dando saltos, no parece que estés muy triste), Ataulfo vio un cartel: “Quiniela. Se dará un gran bote, al que acierte el pleno al quince”. ¡Un gran bote! -pensó-. Bueno, no seré rico pero... ¡podré navegar!.

Entró en el establecimiento de Loterías, y pidió un boleto.

-¿Cómo se rellena esto? -preguntó.

-Tiene que anotar en cada columna, el resultado que crea más probable. -dijo el vendedor.

Ataulfo corrió a su casa, y cogió un lápiz. Y se dispuso a rellenar la primera columna.

Leyó: “uno por dos”.

-¡¡Dos!! -gritó a pleno pulmón.

Leyó la siguiente: “uno por dos”.

- ¡¡Dos!! -rió.

Y así, una a una fue rellenando las columnas. ¿Cómo sabría si había ganado?. Volvió a ver al lotero, y éste le explicó, que lo sabría con cada partido de fútbol. Así que, cada vez que había uno, Ataulfo iba a preguntarle el resultado.

-Pues ha ganado el Valladolid- decía tranquilamente.

-¡Y a mí qué!. Yo quiero saber el resultado. Se enfadaba Ataulfo.

- ¡¡Dos!! -suspiraba el lotero.

Y así, partido tras partido, Ataulfo, inexplicablemente, fue acertando. Sólo le quedaba saber un resultado. Ese día, el despacho del lotero estaba cerrado. Vió una peluquería abierta, y entró a preguntar.

-No han marcado. Empate a cero -contestó el peluquero- ¿cómo lo quiere?.

Ataulfo no pudo oírle. Sufría un shock.
Se derrumbó en una silla susurrando: “a cero, a cero”.

El peluquero encendió la máquina.

Moraleja: Ni tanto, ni tan calvo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

¿POR QUÉ SOMOS TAN MONOS?


Científicos de Estados Unidos, proponen por primera vez, incluir al chimpancé, dentro del género humano.

Según los científicos, el hombre comparte el 99´4 por ciento de sus genes. O sea, que sólo nos diferenciamos de los monos en un 0´6 por ciento.

Somos monos, pero no lo queremos reconocer.

Una prueba de que somos monos es que, en cuanto podemos, nos subimos a un árbol. Que hacen la cabalgata de Reyes, a subirse a un árbol. Que hacen un concierto al aire libre, a subirse a un árbol. Que gana nuestro equipo la liga, nos subimos a un árbol.

¿Y para qué nos subimos?. Para hacer: “¡¡Yeeeeeee!!”, y siempre hay uno que desde abajo, te mira y te contesta: “¡¡Yeeeeeee!!”. Bueno, y cuando vamos al campo, ya ni te cuento. Cuanto más alto nos subimos, más contentos nos ponemos. ¿Y que hacemos cuando estamos arriba?: “¡¡Yeeeeeee!!”. ¿Y por qué?, ¿A caso tu equipo ha ganado la liga?. ¡¡No!!: es que eres un mono.

Otra cosa que demuestra que somos monos, es nuestra afición a rascarnos. Pero es que, nos rascamos sin que nos pique. Por ejemplo, cuando estamos pensando en algo, y no se nos ocurre nada, ¿qué hacemos?. Nos rascamos la cabeza. Y, sin embargo, cuando algo nos pica, no nos rascamos, porque siempre hay alguien que te dice: “¡¡No te rasques, que es peor!!”.

¿Y cuando se nos estropea un aparato de la casa?. ¿Qué hacemos?. ¿Pensar?. ¡¡No!!. Empezamos a darle golpes. “¡¡Este cacharro...!!”, “¡¡Ah, ah, ah, uh, uh,!!”.

¿Y sabéis, quién sabe esto, sin necesidad de estudios científicos, ni nada?. Las madres. Por eso, no paran de decirle a los hijos: “¡¡Ponte recto!!”, “¡¡Ponte recto!!”.
Porque saben que, en realidad, somos monos y lo quieren ocultar.

Esto, a los monos, les debe de pasar al revés. La madre mona, le suele decir a los monitos: “¡¡Ponte curvo!!”, “¡¡Ponte curvo!!”.

Si es que, lo mires como lo mires, somos monos: ¿Cuál es el juego que más triunfa en los parques?. El columpio de neumático. El mismo que les gusta a los monos en el zoológico.

¿Y qué pasa cuando empezamos a comer cacahuetes o pipas?. Que no podemos parar, como los monos. ¿Y qué se ponen los mecánicos?. El mono. ¿Y qué pasa cuando llevas mucho tiempo sin fumar?. Que tienes el mono. ¿Y qué le dices a alguien cuando está muy guapo?. Que está muy mono.

Sólo tengo una duda; si un mono con un mono tiene el mono... ¿ese mono es mono?

jueves, 24 de septiembre de 2009

COSAS QUE A TODOS NOS PARECEN COTIDIANAS, PERO QUE REALMENTE, NO OCURREN JAMÁS


Éste es un tema que incoa el intelecto, alicata la razón y amilana el sosiego. Un tema indignante, vamos. Es irritante, que haya cosas que, a todos nos parezcan cotidianas, pero que realmente nunca ocurren.

Por ejemplo, el ser humano cree, que si pisa una cáscara de plátano, resbala. Y eso no es cierto; la gente resbala en cualquier momento, no necesita la cáscara de plátano.

O lo de los borrachos. ¿Quién se ha inventado que los borrachos tienen hipo, y dicen; “¡¡Hip, hip, hip!!!”?. ¿Alguien ha visto alguna vez, un borracho con hipo, o viendo doble?. ¿Quién se ha inventado eso de que, se ve doble?.

Tampoco pasa, que cuando alguien disimula, se pone a silbar. Eso es absurdo. ¿A silbar?. Si silbas, se te oye, llamas la atención; es como decir: “¡¡Eh, fui yo, al que se le escapó el pedo!!”.

¿Y quién se ha sacado de la manga, que los ladrones llevan antifaz?. Los pobres cacos lo ven por la tele, creen que es imprescindible el antifaz, se lo ponen, entran en el banco, y dicen: - ¡¡Arriba las manos!!. ¡¡Queremos las bolsas que tienen el símbolo del dólar dibujado!!.

Y los meten en la cárcel. ¿Y la desilusión que se lleva el pobre ladrón, cuando no le dan un traje a rayas blancas y negras?. ¿De dónde se han sacado eso, de que los presos van disfrazados de paso de cebra?.

Otra cosa que no existe, aunque salga en las películas, es el gorro de dormir, ese gorro con pompón. ¿Para qué sirve el pompón?. A mí me lo preguntaron una vez, y como no lo sabía, me puse a silbar para disimular.

Tampoco existen las arenas movedizas, un suelo que se traga a las personas, las cosas, los elefantes... Eso no puede existir, tú te pones a echar, a echar, a echar... y llegará un momento en que, no quepa más, ¿no?.

Tampoco son tan frecuentes, como nos pensamos, la señora subida en una silla, porque ha visto un ratón, el loco con un embudo, o el señor cazando mariposas con un cazamariposas.... Todos sabemos, que los cazamariposas son, para cazar las hojas de la piscina.

El mundo está lleno de cosas, que creemos que existen, pero en realidad, no.

Se llama imaginación.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

LAS ACEITUNAS


Las aceitunas son unos de los seres, más enigmáticos y sufridos del Sistema Solar. ¿Qué tipo de comida son?. ¿Son una fruta?. ¿Una verdura?. ¿Una leguminosa?. ¿Un aperitivo salado?.

Para ser una fruta, son demasiado pequeñas... Para ser verduras, son demasiado ricas... Y para ser un fruto seco, están bastante húmedas.

Ésa es una de las principales características de las aceitunas: sudar.
Las aceitunas brillan como los ombligos de los culturistas, o como la frente de los churreros.

El brillo de las aceitunas, tiene un lado oscuro, porque las ves en su platito, y te preguntas: “¿Por qué sudan, si no hacen nada?”.

Hay un vacío periodístico: nunca se publican noticias sobre aceitunas. ¿Alguna vez habéis visto una aceituna en primera plana de un periódico?. ¡¡No!!. ¿Por qué?. Porque hay un boicot. En la literatura, igual. En los libros de protocolo y buenas maneras se ha ninguneado a la aceituna de manera atroz. Y, luego, uno se va a comer con los duques de Medina- Sidonia y la Casa de Alba, te ponen aceitunas de primero, y nadie sabe qué hay que hacer.

Al principio no te das cuenta, te llevas una aceituna a la boca, y cuando te topas con el hueso dices: “¿Y ahora qué hago?”. “¡¡No voy a escupirlo, un hueso de aceituna chupado, es una cosa muy fea!!”.

Entonces se te pasa por la cabeza, una idea muy inteligente: “¡¡Voy a chuparlo hasta que se disuelva!!”. Pero claro, los huesos no se disuelven, si no, no tendríamos paladar, encías ni dientes. ¡¡Y es una tensión!!.

Si te metes otra aceituna, hay que tener cuidado con lo que tragas. Y todos hacemos lo mismo, vamos almacenando huesecillos en la encía, debajo de la lengua, para poder hablar.

Es tanto estrés, que yo creo, que lo mejor sería echarlos al suelo. Así, al pisarlos, te masajean las plantas de los pies, y se relaja la tensión del momento.

Pero claro, hay tanto oscurantismo literario y periodístico, que nadie sabe nada. ¡¡Nada!!. Y por eso, el mundo de las aceitunas, está lleno de dudas. Por ejemplo: ¿lo vendedores de aceite para coches tuneados, se llaman “aceituneros”?.

Eso, nunca lo sabremos.

martes, 22 de septiembre de 2009

LOS GOLPES TONTOS


Hoy voy a escribir, sobre un tema muy serio, que lo más seguro es, que lleve a la extinción a la raza humana: los golpes tontos.

Por ejemplo, en la cocina. Estás buscando una cacerola, y abres un armarito... ahí no está. Pero la puerta del armarito, se queda abierta. Te agachas, abres uno de los armaritos de abajo, coges la cacerola, te levantas y ¡¡zas!!.

Notas que la esquina, te pela el cuero cabelludo. La notas... Y lo más impresionante es que, si alguien está cerca, también lo nota.

Todos los que te están mirando, cierran los ojos, como diciendo: “¡¡Ay, ay, ay, ay!!”. Y tú dices: “¡¡Joooo..., que me he dado yo!!”. “¡¡No me quitéis protagonismo!!”.

Los golpes tontos, nos los damos en todo el cuerpo: ¿Quién no se ha levantado alguna vez, en medio de la noche, a por un vaso de agua?. Está todo oscuro, vas descalzo, y le pegas un patadón a la pata de la mesa, con la punta del meñique.

No hay consuelo para ti. Porque no puedes gritar. ¡¡Como es de noche!!. Entonces pones caras. Sabes que ahí, hay treinta segundos de dolor intenso, que no te los quita nadie. No es como cuando te das con la puerta del armarito de la cocina, que como hay gente delante a la que le duele, pues a ti te toca menos dolor.

¡¡No!!. Aquí es todo el dolor, para ti solito. No hay nadie. Te tiras al suelo, te agarras el pie, bailas... Dices: “¡¡Ya que nadie me ve, al menos voy a hacer un poco el tonto!!”.

¿Quién no se ha dejado caer alguna vez, sobre un mullido sofá?. Pero sin hacer bien el cálculo. Y donde crees que te vas a encontrar blando cojín... hay duro apoya brazos.

Otra manera de automutilarnos es, comer pizzas de microondas. Es inevitable: tú ya lo sabes. La acabas de sacar del microondas, y echa humo. Sabes que te vas a quemar. Pero es inevitable. Siempre nos quemamos con el primer mordisco de la pizza de microondas.

Pero no es una quemadura de: “¡¡Huy, huy, me quemo!!”. Y ya está. No. La pizza de microondas te derrite el paladar. Te lo despelleja. Lo único que te queda medio sano es la lengua. Pero tampoco. Porque luego te la muerdes. Uno está tranquilamente comiendo, y, de repente: “¡¡ñaca!!”. Y notas cómo te late la lengua.

En definitiva: ¡¡a ver si tenemos un poquito más cuidado!!.

lunes, 21 de septiembre de 2009

LAS MÁQUINAS TRAGAPERRAS


Las máquinas tragaperras, son seres indescifrables.

Son una especie de mueble misterioso, que hay en los bares, con un montón de lucecitas, como si fuera un cruce, entre una nevera y un árbol de Navidad.
Es como una nevera tuneada.

Está en un rincón, en el ángulo oscuro, y, de repente, cuando a ella le apetece, sin que nadie se lo pida, hace; “¡¡Tiru, tiru, tirurí, tiru, tiru, tirurí, tirurí, titití!!”. Y se calla. Es un misterio. Pero un misterio de fascinante índole.

¿Dónde están las reglas escritas?. Para empezar, hay una especie de ruedecilla con frutas, y hay que conseguir que coincidan. Vale, eso es como el “tres en raya”, pero con frutas. Pero, ¿qué azarosa ley rige qué fruta vale más?. ¿Por qué la piña es una fruta, más valiosa que la sandía, o que las fresas?. Digo yo, que dependerá de si las fresas son de invernadero, o si la fruta morada que sale, está en temporada o no.

Las tragaperras son útiles, dan un servicio a la sociedad, aunque estén apagadas. Por la noche sirven de posavasos, y de perchero para poner los abrigos. También son uno de los negocios más rentables que hay.

Yo desaconsejo jugar, porque puede ser peligroso.
Tienes un problema, cuando alguien te dice:

- ¡¡Oye, deja de jugar, que te vas a hacer ludópata!!

- ¿Ludópata yo?. ¿Qué te apuestas a que no?

viernes, 18 de septiembre de 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009

LAS CAJAS FUERTES


No se acaba de entender las cajas fuertes. Es como decir a los ladrones; “¡¡Aquí, aquí es donde está todo lo que estáis buscando!!”. “¡¡Os va a costar abrirla, pero todo lo que hay aquí dentro, vale la pena!!”.

Además, una caja fuerte buena, cuesta una burrada. Son carísimas. Hay que tener mucho dinero. Hay un momento en el que, uno es rico, pero si compra la caja fuerte, deja de serlo. Y se dan casos de gente, que tiene una caja fuerte, pero no tienen nada que guardar en ella.

Las cajas fuertes llenas de dinero, son un lujo, que sólo se las pueden permitir los muy ricos. Las cajas fuertes buenas, son tan valiosas, que si te la rompen, te hacen una faena:

- ¡¡Oye, que han entrado a robar, y se han llevado las joyas, el dinero y la colección de relojes de oro!!
- Bueno, pero ¿le ha pasado algo a la caja fuerte?

Lo peor es, cuando uno se mete en la espiral terrible de la caja fuerte. Este fenómeno se da, cuando uno se compra una caja fuerte tan cara, que la tiene que guardar dentro de otra caja fuerte, y claro, como ésa es más grande, es aún más cara, y compra otra mayor, y otra, y otra, y al final, uno explota.

Si pierdes la llave de una caja fuerte, ¿a quién hay que llamar?, ¿a un cerrajero o a un médico?. Porque en todas las películas, se ve, que cuando los malos quieren abrir una caja fuerte, utilizan un fonendoscopio.

Sean caras o baratas, las cajas fuertes son tan absurdas, que sólo sirven para una cosa: para la última viñeta de los tebeos de Mortadelo y Filemón. Siempre terminan con Filemón, tirándole una caja fuerte, a la cabeza a Mortadelo.

Eso sí que es un uso digno de la caja fuerte, y eso sí que es un punto final. Y para puntos finales. Éste.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LOS LÁPICES


En los lápices, se ve claramente qué tipo de personas somos.

Los lápices dicen mucho de las personas; “Dime cómo muerdes el lápiz, y te diré quién eres”.

Imaginemos el lápiz clásico, el modelo Abeja Maya, negro y amarillo. Bueno, pues están los que roen la tapita de arriba, que es roja, y dejan el lápiz como con una calva rara. Eso quiere decir, que vas a ser un tío metódico, ingeniero o arquitecto.

Por cierto, esa tapita sabe a rayos, se te atraganta, mancha los dientes, y estropea el lápiz, pero no podemos evitar morderla.

Luego están, los que muerden los lápices de lado, hasta que lo parten por la mitad, y se ve entera la tripa del lápiz. Si eres de los que dejan esta tripa negra al aire, quiere decir, que de mayor vas a ser forense.

Y después está, el lápiz azul, que tiene una zona reservada, para escribir el nombre. Pone “NAME”. ¿Para qué se molestan?. No hay ni una sola persona en la historia de los lápices, que haya puesto ahí su nombre. Es absurdo, ¡¡si te lo vas a comer!!. Es como poner tu nombre, en una mandarina.

Accesorio indispensable para el mantenimiento del lápiz, es el sacapuntas. Un sacapuntas, es como un coche: como te salga malo, va a estar dándote problemas desde el principio hasta el final. Estás afilando y se rompe, vuelves a empezar, se rompe otra vez... Pero, de repente, te pones y no se rompe. Y sigues dándole vueltas al lápiz y no se rompe, no se rompe.... pero tampoco afila. Resulta que se ha quedado un trocito de mina encasquillado, y no se puede hacer nada.

Raras veces cae un buen sacapuntas, en nuestras manos. Uno de esos, que te saca la loncha de madera entera. Como un abanico.

Los lápices dicen mucho de las personas, y aunque no se puedan afilar, dime cómo muerdes tu lápiz, y te diré quién eres.

martes, 15 de septiembre de 2009

LAS MOCHILAS


Existen unos pequeños seres, que han hecho muchísimo por nosotros, y a los que, siempre les hemos dado la espalda: las mochilas.

Todo el mundo sabe, que las mochilas se inventaron, para que los niños, al salir del colegio, no se los lleve el viento. Como los niños pesan poco, y tienen una imaginación eólica, o los lastras con Matemáticas y Física, o al salir del cole, se vuelan.

En los años escolares, la mochila es la vida, y hay que personalizarla. Los niños ponen chapas, pines, y los más ingenuos, pegatinas. Las niñas ponen peluches. Son los albores del tuning.

Luego uno se hace grande, y ya no tiene que llevar mochila. A no ser, que te hagas paracaidista, o cazafantasma. Cuando veo a esos tíos que viajan por Europa, con una mochila del tamaño de una cabina telefónica, me pregunto.... ¿qué llevan ahí dentro?.

Creo que el verdadero viajero, va dentro de la mochila, y el que la lleva a la espalda, es el chófer.

lunes, 14 de septiembre de 2009

LOS CHARCOS


Los charcos, son unos de los seres, más pisoteados de la Historia.

Desde que somos pequeños, nuestra obsesión principal es meternos en los charcos. Y por supuesto, la obsesión de nuestras madres, es que no nos metamos.
La frase es; “¿Qué te he dicho de meterte en los charcos?”.

Y por el tono, te imaginas que, lo que te ha dicho, será que no te metas. Es impresionante, las madres siempre llevando la contraria de lo que dicen los hijos. No aprenden nunca. Pero bueno, ya crecerán.

Sabemos muy poco sobre charcos. Porque para conocer una cosa, hay que meterse en ella, como un museo, o la casa de un amigo.
Normalmente, las madre dicen; “¡¡Si te vas a meter en los charcos, ponte katiuskas!!”.
Menos las madres de Venecia, que dicen; “¡¡Si te vas a meter en los charcos, ponte flotador!!”.

La Katiuska, se inventó para poder meternos en los charcos. ¿Habéis visto la huella que dejaron los americanos en la Luna?, pues eso es, una huella de Katiuska. Yo creo, que se las llevaron por si había charcos. Como tenían a las madres lejos, no podían decirles nada.

El hombre, con tal de meterse en un charco, es capaz de ir a la Luna o a Marte, para ver si hay agua. Me he dado cuenta, de que la Katiuska sirve de poco. Le pones al pie, un armazón de plástico, con forma de bota, para que no entre ni una gota de agua, pero dentro, el pie no transpira, suda.... y crea su propio charco. Luego, las carnes se reblandecen, la Katiuska se come al calcetín, y pasa lo que pasa, te pelas la espinilla, y se te ve el hueso.

Llegas a casa dolorido, con el hueso al aire, los pies empapados en sudor, y oyes a tu madre; “¡¡Qué te he dicho de meterte en los charcos!!”.

Hay varios tipos de charco:

- El charco normal, el de toda la vida.
- El charco normal, pero profundo.
- El charco casero; es el más terrible. Son unos charcos que no pisamos, me refiero a los que, salen dentro de casa. Cuando hay un charco debajo de la lavadora, o debajo de la nevera, te mueres.

Los charcos son como las mascotas, es una pena tenerlos en casa, están mejor al aire libre.

Además los charcos tienen una vida muy corta, porque son de piel fina y sensible, y el Sol les sienta fatal.

Así que, cuando volváis a ver un charco, miradlo a los ojos. Dejaos hipnotizar por su belleza. Pero mucho cuidado, que no pase un coche, y os empape.

domingo, 13 de septiembre de 2009

LA PUNTUALIDAD


Hay un pequeño concepto, que estoy tardando en tocar; la puntualidad.

En España, la puntualidad está mal vista.
Si llegas el primero a una fiesta, pareces un pringado.

La gente importante nunca es puntual. Por ejemplo, los médicos.

Para empezar tienen un sitio que se llama; “sala de espera”. Ya se da por supuesto, que él, va a llegar tarde. Y cuando por fin te llama, entras en la consulta, y el médico en persona te dice; “Siéntese ahí, y espere”. Y él se mete en un despachito. No sé que tiene que hacer en ese despachito. Pero.... ¿no lo podría haber hecho, mientras yo estaba en la sala de espera?. Pues no, es un tío importante, es un médico, si quiere, no te opera y te mueres.

La gente importante tiene que hacerse esperar, como los mejores melones. Y hay gente todavía más importante que los médicos; los fontaneros.

Los fontaneros tienen un concepto impío de las esperas. Te dicen:

- Ya si eso, me paso el martes
- ¿El martes?, ¿de qué mes?

Eso no lo puede hacer todo el mundo:

- Señor jefe, ya si eso le entrego el informe el martes.

O el quiosquero:

- Ya si eso, el periódico de hoy, se lo traigo el martes.

En resumidas cuentas; que cuando uno espera, el tiempo pasa más lento.

sábado, 12 de septiembre de 2009

viernes, 11 de septiembre de 2009

LAS ARMAS


Las armas definen perfectamente, en qué punto se encuentra la inteligencia humana.

Somos suficientemente inteligentes como para fabricar armas, pero no tanto, como para usarlas.

La capacidad de fabricar armas, es precisamente, lo que diferencia a los hombres de los animales salvajes.

¿Qué hubiera pasado, si el hombre no hubiera inventado las armas?. Pues nada, porque no las inventó el hombre, las inventó Dios. Estaban Adán y Eva en el paraíso, sin inventar armas ni nada, comiendo manzanas, por hacer algo original, y va Dios, y manda un ángel con una espada de fuego. Los pobres Adán y Eva, no tenían ni idea de lo que era aquello.

- ¿Qué es eso, Eva?
- ¡¡Es un arma!!
- Ya, pero... ¿es un arma blanca, o un arma de fuego?

Y, claro, Adán y Eva, que querían ser como Dios, empezaron a hacer armas.

Las primeras armas que inventaron, eran muy burdas. Y, claro, costaba mucho matarse. Al final lo conseguían, pero las guerras duraban una barbaridad: la guerra de los Cien Años:

- ¡¡Mamá, que me voy a la guerra de los Cien Años!!
- ¡¡Vale, pero si vas a tardar más, llama; que si no, ya sabes que no me duermo tranquila!!

Eso, si tu familia era benevolente, porque en otras casas pasaba esto:

- ¡¡Mamá, que me voy a la guerra de los Cien Años!!
- ¿Cien Años?. De eso nada. ¡¡Tú, a los noventa, en casa!!
- Jo... ¡¡A todos mis amigos les dejan hasta los cien...!!

Para estos casos, las madres tienen un argumento que les encanta:

- ¿Qué pasa?. ¿Qué si todos tus amigos, se tiran por un barranco, tú también te tiras?

Yo creo, que ese argumento, ya no debería de valer.

En aquella época, las armas eran casi todas de pinchar: espadas, sables, puñales... Y, claro, los seres humanos, cuando mataban a un semejante, lo tenían delante. Le miraban a los ojos, y no podían evitar dentro de su corazón, un sentimiento raro que no les gustaba.

Entonces, los seres humanos, que cada vez eran más inteligentes, inventaron unas cosas para matar desde lejos: los cañones. Y luego salió la versión de bolsillo: las pistolas.

Las lanzas, las bolas de cañón, las pistolas... No son malos inventos, el problema es que, no los usamos con inteligencia. Si os fijáis, las lanzas, las bolas de hierro, las mazas o las pistolas, se utilizan en las Olimpiadas, y no le hacen mal a nadie.

El hombre sigue haciéndose inteligente, y todavía no se ha dado cuenta, de que, todo lo que ha intentado solucionar con armas, no queda solucionado del todo. Queda.... así, así.

Al fin y al cabo, nadie sabría responder a esta duda existencial; las armas para qué se inventaron, ¿para atacar, o para defenderse?.

jueves, 10 de septiembre de 2009

LAS CAMAS


Unos de los seres más importantes, para entender nuestro paso efímero por la vida son; las camas.

¿Qué es una cama?, se pregunta la gente que no sabe que es una cama. Para el ojo inexperto, una cama no es más, que ese animal cuadrúpedo, cubierto con una colcha, que hay en los dormitorios, y que sirve para darse un golpe, en el dedo meñique del pie, cuando estamos descalzos.

Pero una cama, no sólo sirve para eso. La cama tiene un fin mucho más notable; guardar las pelusas de polvo.

¿Y qué son las pelusas?, se pregunta la gente que no sabe qué son las pelusas. Las pelusas son la vida que pasa. Cuando dormimos, las camas absorben nuestro cansancio, y lo expulsan por abajo, convertido en pelusas.

Por eso, debajo de las cunas, hay tan pocas pelusas, porque los bebés no descansan en las cunas. Gritan, lloran, dan patadas..., pero el cansancio no lo sueltan, se lo quedan ellos. Y luego, se duermen por ahí, encima de cualquier cosa. Por ejemplo, encima de una abuela.... Si os fijáis, las abuelas tienen el cutis lleno de pelusilla, porque se les duermen encima los nietos.

Las pelusas son las escamas de piel, los pelitos... la vida que se nos cae, a lo largo de un día. Si nos barriéramos, al final de una vida, podríamos reconstruir nuestro cuerpo otra vez, y ser inmortales.
Es bonito. Una cochinada, pero bonito.

Nacemos en una cama, y morimos en una cama. Y cuando morimos, dicen que descansamos en paz, pero el que realmente descansa, es nuestro colchón, que por fin se jubila, y no tiene que hacer más pelusas.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LOS BOLSILLOS


Los bolsillos, como todo el mundo sabe, son lo único que nos diferencia de los animales... excepto de los canguros. El problema es que, a ellos no les sirven de nada, porque, como se pasan el día dando saltos, y no tienen cremallera, lo pierden todo.

Los bolsillos, son uno de los lujos del primer mundo, y del estado del bienestar. Están tan de moda, que hay una especie de obsesión por hacer cosas de bolsillo. Sin embargo, principal característica de las cosas de bolsillo, es no caber en un bolsillo. ¿En qué bolsillos, cabe un libro de bolsillo?.

El problema es que, se piensa que los bolsillos son para guardar cosas, y en realidad son para perderlas. Metes unas monedas, y en cuanto te sientas en un coche, se fugan. Y las llaves van cavando un túnel. Está claro que a las cosas, no les gusta estar en los bolsillos, porque se escapan.

La pregunta sin resolver, es si los bolsillos, son realmente necesarios.

martes, 8 de septiembre de 2009

domingo, 6 de septiembre de 2009

LOS MONSTRUOS


Yo creo, que llevamos toda la vida, teniendo miedo a los monstruos, sin ningún motivo. Los tíos se esfuerzan en su trabajo, pero las costumbres que cogen, quedan ridículas.

A ver: los vampiros. Duermen todo el día, salen de noche a cazar, y usan una caja de madera. Vale, eso también lo hace mi gato.

Los monstruos se creen, que cuanto más andrajosos y sucios vayan, más asustan. Visten con andrajos, están medio putrefactos, no se lavan nunca los dientes, y se dejan crecer las uñas. ¿Pero esto nos da miedo?.

Hay otra cosa que me perturba en el tema de los monstruos. ¿Por qué todo el mundo, conoce la forma de matarlos?. Al hombre- lobo, con balas de plata; a los vampiros, con estacas y agua bendita. Es que si se van de la lengua, no sirve de nada. Las cosas que te pueden destruir, hay que callárselas.

En fin, yo os recomiendo que, si de verdad queréis saber lo que es el terror, vengáis a ver la matanza de mi pueblo. Después de verla, yo estuve tres meses sin pegar ojo.

sábado, 5 de septiembre de 2009

LA RUEDA


La rueda es uno de los inventos más sobrevalorados de la Historia.

Ya sé que gracias a ella, se inventaron la agricultura, los transportes y el comercio, pero en cinco mil años de ruedas, no ha habido evolución, siguen como el primer día; redondas.

Algún listo dirá, que tienen que ser redondas, para rodar, pero es que ni así funcionan. Cinco mil años haciendo ruedas, y todavía no nos salen bien.
Por ejemplo; las ruedas de la mesilla de la tele, que ni rueda ni nada.

Son como unos saturnos pequeñitos, que les salen a las patas de la mesa.

Un día te pones malito, quieres llevar la tele a tu cuarto, y las ruedas no giran. Tienes que arrastrarla, como si la llevases en un trineo.

No tiene perdón de Dios. Estamos en el siglo XXI, vivimos en la Era de los superordenadores, con tarjeta VGA, color, dos disqueteras, ADSL.... Pero un día, lo quieres mover, para conectar la impresora, y la mesa del ordenador tiene ruedas que no giran. ¡¡Con lo fácil que sería coger la mesita del ordenador, y ponerle dos ruedas de bicicleta!!.

- ¡¡Le he puesto a mi ordenador ADSL, y va rapidísimo!!
- ¡¡Pues, yo al mío, le he puesto dos ruedas de bici, y le da mil vueltas al tuyo!!

Si a alguno le queda todavía la duda, de que, la rueda es un invento sobrevalorado, que vaya a un supermercado. ¿Qué pasa con las ruedas de los carritos?. Tienen una ligera desviación. Muy ligera. A los carritos de supermercado, tendrían que ponerles ruedas de bici, porque la rueda de bici es lo mejorcito que hay. Eso sí, costó llegar.

Antiguamente, las bicis no eran así. Me imagino a los inventores:

- Señores, vamos a inventar la bici antigua. Vamos a ver, ¿cómo hacemos?
- Pues podemos poner la rueda de delante y la de atrás, del mismo tamaño, o podemos....

¿En qué cabeza cabe?. Delante, una rueda de tractor adulto, y detrás, una rueda de coche de Scalextric. Eso no tiene razón de ser. ¿Os imagináis el Tour de Francia con esas bicis?. Bajando el Alpe d´Huez.


Pero, ¡¡qué vamos a hacer!!, las ruedas son como una montaña rusa. No se puede vivir sin ellas, pero con ellas tampoco.

viernes, 4 de septiembre de 2009

jueves, 3 de septiembre de 2009

LAS BÁSCULAS


La báscula cuartobañera, es como un despertador, al que le ha pasado una apisonadora por encima.

Ser báscula de ésas, es una faena, porque sólo se te sube encima gente gorda. Imaginaos qué manera de empezar el día. Te despiertas y lo primero que te ocurre es, que un gordo en pijama, se te sube encima. Y te mira mal, como diciendo: “¡¡Báscula, por tu culpa soy gordo!!”.

Eso no es justo. ¿Qué han hecho las básculas para merecerse eso?. Tienen que vivir tumbadas en el suelo del cuarto de baño, con lo frío que está, y lo malísimo que es eso para el reuma.

Aún así, las básculas nos tratan bien. Por ejemplo; cuando uno se sube a una báscula cuartobañera, va nervioso. Es como presentarse a un examen. De hecho, siempre intentamos subirnos pesando poco. Y la báscula lo nota, por eso las básculas se lo piensan antes de darnos el dato. Vacilan.

Te subes y la báscula hace; “¡¡Tiqui, tiqui, tiqui.... 98!!”. Y te asustas: “¡¡Aaaaah!!”. Y la báscula retrocede: “¡¡Que no.... 62!!”. “¡¡Bufff, menos mal!!”. Y vuelve a oscilar: “¡¡90!!”. Y gritas: “¡¡Aaaaaah!!”. Y rebota otra vez: “¡¡68”!!. “¡¡Bueno, no está mal!!”. Y al final, acabas llegando a un acuerdo con la báscula: “¡¡70, ni para ti, ni para mí!!”.

Al fin y al cabo, solamente ellas, saben cuán pesados podemos llegar a ser, con el tema de adelgazar.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LOS KLEENEX


Cuando lloramos, cuando estamos acatarrados, cuando nos caga una paloma encima... ¿quién está ahí para consolarnos?: los kleenex.

La gran duda es: ¿de dónde se sacan los kleenes?. De las chicas. Las chicas siempre tienen kleenex. Los hombres nos casamos con las chicas, porque siempre tienen kleenex, nosotros nunca. Preguntadle a un tío si tiene kleenex, y veréis.

Los kleenex tienen un defecto, y es, que no se puede escribir en ellos, pero la gente no lo quiere reconocer. Si intentas escribir con un boli, es imposible, porque se engancha y se despeja.

Y si intentas escribir con un rotulador, es peor, porque el kleenex se convierte en Drácula, y le chupa toda la sangre al rotulador, se lo bebe entero, y deja un borrón horrible. Escribir con un lápiz, es peor aún, porque resbala.

Muchas veces, me paro a pensar en los kleenex, y me pregunto, que pensarán ellos de nosotros. Porque nos ven, siempre llorando, acatarrados, moqueando, y cagados por las palomas.

martes, 1 de septiembre de 2009