Cuando lloramos, cuando estamos acatarrados, cuando nos caga una paloma encima... ¿quién está ahí para consolarnos?: los kleenex.
La gran duda es: ¿de dónde se sacan los kleenes?. De las chicas. Las chicas siempre tienen kleenex. Los hombres nos casamos con las chicas, porque siempre tienen kleenex, nosotros nunca. Preguntadle a un tío si tiene kleenex, y veréis.
Los kleenex tienen un defecto, y es, que no se puede escribir en ellos, pero la gente no lo quiere reconocer. Si intentas escribir con un boli, es imposible, porque se engancha y se despeja.
Y si intentas escribir con un rotulador, es peor, porque el kleenex se convierte en Drácula, y le chupa toda la sangre al rotulador, se lo bebe entero, y deja un borrón horrible. Escribir con un lápiz, es peor aún, porque resbala.
Muchas veces, me paro a pensar en los kleenex, y me pregunto, que pensarán ellos de nosotros. Porque nos ven, siempre llorando, acatarrados, moqueando, y cagados por las palomas.
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