jueves, 17 de septiembre de 2009
LAS CAJAS FUERTES
No se acaba de entender las cajas fuertes. Es como decir a los ladrones; “¡¡Aquí, aquí es donde está todo lo que estáis buscando!!”. “¡¡Os va a costar abrirla, pero todo lo que hay aquí dentro, vale la pena!!”.
Además, una caja fuerte buena, cuesta una burrada. Son carísimas. Hay que tener mucho dinero. Hay un momento en el que, uno es rico, pero si compra la caja fuerte, deja de serlo. Y se dan casos de gente, que tiene una caja fuerte, pero no tienen nada que guardar en ella.
Las cajas fuertes llenas de dinero, son un lujo, que sólo se las pueden permitir los muy ricos. Las cajas fuertes buenas, son tan valiosas, que si te la rompen, te hacen una faena:
- ¡¡Oye, que han entrado a robar, y se han llevado las joyas, el dinero y la colección de relojes de oro!!
- Bueno, pero ¿le ha pasado algo a la caja fuerte?
Lo peor es, cuando uno se mete en la espiral terrible de la caja fuerte. Este fenómeno se da, cuando uno se compra una caja fuerte tan cara, que la tiene que guardar dentro de otra caja fuerte, y claro, como ésa es más grande, es aún más cara, y compra otra mayor, y otra, y otra, y al final, uno explota.
Si pierdes la llave de una caja fuerte, ¿a quién hay que llamar?, ¿a un cerrajero o a un médico?. Porque en todas las películas, se ve, que cuando los malos quieren abrir una caja fuerte, utilizan un fonendoscopio.
Sean caras o baratas, las cajas fuertes son tan absurdas, que sólo sirven para una cosa: para la última viñeta de los tebeos de Mortadelo y Filemón. Siempre terminan con Filemón, tirándole una caja fuerte, a la cabeza a Mortadelo.
Eso sí que es un uso digno de la caja fuerte, y eso sí que es un punto final. Y para puntos finales. Éste.
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