lunes, 27 de junio de 2011

EL PAPEL DE ALUMINIO


El papel de aluminio desempeña muchos papeles en nuestra vida, pero el más duro es el papel de papel de aluminio. Ese papel plateado que sirve para envolver fiambres, tanto en las charcuterías como en el CSI. Ese papel vive estresado porque tiene que estar ahí para lo que le manden, le guste o no.

El papel de aluminio sirve para tantas cosas que no se sabe muy bien para cuál se inventó: para evitar que los marcianos nos leyeran la mente, para oír una radio que no tiene antena… Por cierto, eso es algo que nunca entendí, ¿cómo es posible que algo que sirve para que una radio se oiga sin antena, sirva también para que los extraterrestres no escuchen nuestros pensamientos? Es como si la crema depilatoria, sirviera también de crecepelo.

El pobre papel de aluminio espera inquieto a que le digan cuál es su próxima misión: “¡¡Hoy, a teñir las mechas de una señora!!”. Otra misión del papel de aluminio es envolver los bocadillos de una excursión. Envolver bocadillos con papel Albal no es una buena idea, porque es opaco. Luego, para saber de qué es cada bocadillo hay que andar olisqueando y haciendo biopsias, y es imposible dejarlos como estaban, siempre se nota que ha estado alguien cacheando y explorando al bocadillo. Lo ves mal envuelto, descamisado, con la marca de un dedo hincado, para saber si la tortilla tenía cebolla o no.

Da igual el papel que juegue en la vida el papel de aluminio: envolver fiambres, teñir mechas, oír la radio o proteger bocadillos… el papel de plata siempre termina igual; hecho una bola. A no ser que lo pille una de esas madres que lo reciclan todo.

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