Voy a hablar de esos pequeños seres, a los que nadie trata con el respeto que se merecen: las uñas.
Las uñas son esas partes del cuerpo, que viven en las afueras de las manos. ¿Por qué viven ahí?, pues viven ahí, porque viajan mucho por motivos de trabajo. Las uñas, hoy están aquí rascándose un picor, mañana están en la cara explotando un grano, luego en un codo arrancando una postilla…
Es más peligroso una uña sin cortar, que el cortaúñas. El cortaúñas no debería de salir jamás, no ya del país, sino de casa. Es un aparato ingenioso y bien pensado. El cortaúñas tiene un problema de base, y es que, no tiene todavía resuelto el sistema de control de residuos.
O sea, tú te cortas una uña, eso sale disparado en cualquier dirección… te cortas las uñas, las diez, luego barres, y como mucho recuperas seis uñas, ¿dónde están las otras cuatro uñas?, un día vale, no pasa nada, pero… ¿y a lo largo de toda una vida?.
Ahí hay un montón de uñas, que no se sabe dónde van. Hay un cuarenta por ciento de nuestro material uñil, que se funde con el planeta. En las casas hay cientos de uñas escondidas, por los rincones y fisuras de nuestro hogar.
Vamos a hacer un cálculo: en el mundo hay 6.500 millones de personas, la mayoría tiene 20 uñas, es decir, ciento treinta mil millones de uñas. Suponiendo que, cuando uno se corta las uñas, se generan dos milímetros de residuo uñil, eso da: 260 metros de uñas, que desaparecen una vez al mes. Los pasas a euros y son; 6.288.080 km de uña, que se han generado, y se han perdido, y no sabemos dónde está.
Si todas esas uñas, las hubiéramos juntado, podríamos rascar la espalda de alguien, que estuviera en Plutón. Es un dato científico. Realmente puede que este cálculo no sea exacto del todo, porque Plutón es variable su situación respecto a la Tierra, y porque los dedos meñiques de los pies, casi no tienen uña. Tienen una uña muy pequeña, y mísera, que nadie sabe para qué sirve.
Otros tipos de uñas es; la uña negra. Esa uña que se da un golpe con un martillo, y se pasa al lado oscuro de la fuerza. Que se queda como con un color nube, a punto de llover. Esa uña parda- oscura, que suele ser clavando un clavo. Si os fijáis los carpinteros, siempre tienen una uña negra.
Las mujeres se tunean las uñas. Eso es un hecho. Se tunean las uñas, las customizan y las personalizan, las pintan, las barnizan, les ponen estrellitas…
Las uñas están con nosotros, desde que nacemos, hasta que morimos.
Hay quien piensa, que los dedos, serían mejor sin uñas. Hay una corriente de pensamiento actual que dice; la uña no es un rasgo de evolución, sino de involución. Seríamos mucho mejor, con las manos como los Simpsons, que acaban en blandito. Y que sólo tendrían que tener uñas, por ejemplo, las madres. Porque las uñas de las madres, rascan mejor. Porque a la hora de que te rasquen la espalda, no es una persona que rasque bien, sino una persona obediente, que tú le digas, más arriba, y vaya más arriba o más abajo…
Las madres necesitarían uñas, porque las uñas de las madres saben deshacer nudos difíciles. Lo único que está claro, es que las uñas son unas incomprendidas, y eso es, porque parecen algo amenazador, y no lo son. Las uñas firman al revés que el resto de las armas.
Una puñalada por la espalda, significa odio y traición, mientras que una estocada en el pecho, simboliza como morir en el fragor de la batalla. ¡¡Las uñas no!!. Las uñas es distinto. Cuando tú tienes la cara arañada, eso es síntoma de una riña cobarde y barata, mientras que las uñas en la espalda, es síntoma de un amor apasionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario