lunes, 4 de febrero de 2013

MÓVILES



El móvil ha tomado el control de nuestras vidas, hasta llegar a convertirse en algo que ya forma parte de nosotros mismos. El ejemplo claro está en que se dice; “Yo soy Vodafone”, ¿Tú que eres? ¿Yo? Yo soy Movistar. No decimos; “la compañía que gestiona mis gastos telefónicos es Vodafone” o “tengo Vodafone”, sino, “Yo soy Vodafone”.

Como si fueran unas de las características íntimas que nos definen como persona. “Hola, soy Luis, soy hombre, soy vegetariano y soy Movistar”. Es algo que sólo hacemos con el teléfono. Nadie dice; “Soy Unión Fenosa”, o ¡¡eh!!, ¿tú eres Playstation? Pero sí decimos: “Juan es Orange”.

Y es que tenemos asumido que el teléfono somos nosotros, de hecho decimos; “No puedo hablar mucho más, me estoy quedando sin batería”. Como si en lugar de una persona fueras un robot. Somos esclavos del móvil, somos tan esclavos del móvil que pensamos que es superior a nosotros, se ve claro cuando alguien dice; “Este teléfono es libre, pero yo.... yo soy Vodafone”. Él puede hacer lo que quiera, ir donde le plazca, yo no, yo tengo permanencia, tengo que permanecer aquí.

Y el móvil se da cuenta de todo esto, y aprovecha nuestra debilidad. Todas esas veces que marcas, y te dice: “La persona a la que llama, no está disponible en este momento”. Como si el móvil te dijera; “Eh, tío, yo sí que estoy, es la persona la que te ha fallado, estoy aquí dándote el cien por cien, conmigo puedes contar, pero las personas...... de esas no te puedes fiar, de hecho mira, cuéntame la información confidencial que quería decirle y yo se la daré tal cual, pero espera, espera..... no hables todavía, habla después de la señal que yo te daré, porque no lo olvides, aquí mando yo.

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