lunes, 23 de febrero de 2009

TESTÚPIDOS


¡No, no y no! No a los tests de inteligencia. Son una crueldad. Atentan contra la libertad de las personas. Todo el mundo tiene el derecho de creerse inteligente.

Siempre he temido los resultados de estos tests. ¿Se imaginan? Lo sospechábamos, pero ya lo hemos comprobado científicamente: eres tonto. No es que te llamen tonto, es que te lo demuestran. Y se te queda una cara de tonto.

Lo peor de esos tests son las preguntas. A mí me hicieron uno hace poco, y todas parece que lleven trampa. Una de ellas era: “Diga la palabra que sobra: gato, perro, mesa, gallina.” Lo lógico sería haber dicho mesa, pero no amigos, se equivocan. ¿Qué es lo único que no tiene cuatro patas?. ¡La gallina, me cago en la mar! ¡Pues ya está!

También había un apartado de visión espacial. Y te hacen seleccionar la opción, que crees que encajaría con la figura, que te ponen al lado. A mí, con esto me pasa como con los puzzles: para mí, todas las piezas encajan. Pero no. Sólo puede quedar una.

Y no faltaron las cuestiones de agilidad mental. Te dicen sumas, restas, multiplicaciones, divisiones… y no puedes hacer operaciones en el papel. Esto supuso la muerte de mi papel. Lo malo es que mi cálculo mental está un poco atrofiado. Yo soy más de calculadora. Pero al final creo que lo saqué bien. Una pregunta era: “56 x 53 = X” Yo puse verdadero.

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