Una cosa hay que quedar clara. Un puzzle no es un juguete. Los abuelos que regalan puzzles por el cumpleaños, deberían de ser acusados de maltrato. Tú estás en casa, y es tu cumpleaños, y dices;
- ¡¡Ah!!, ¡¡Qué bien, un regalo!!.
Lo abres y es un puzzle, y dices;
- ¡¡No, no, esto no….. ¿qué pasa, ellos no han sido niños?!!. ¿No saben que un puzzle decepciona?.
Es como invitar a una persona a cenar, y que tenga que cocinar ella. Es una foto barroca hortera descuartizada en mil o cinco mil o diez mil trozos, y tú la tienes que armar. Cuantas más piezas tenga, más caro es. La gente como diciendo;
- ¡¡Uy, es que esto es un gran reto!!.
Por ejemplo, la misma foto de los globos aerostáticos en las montañas, troceadas en mil piezas, cuesta veinte euros, pero si la troceas en cinco mil piezas, cuesta más del doble. Es como si el charcutero te cobrara las lonchas, el doble, si fueran gordas o si fueran finas. No tiene sentido ninguno.
Además, uno sólo disfruta de un puzzle de diez mil piezas, hasta que encajas la primera, porque en cuanto encajas la primera, ese puzzle ya vale menos, ya no es de diez mil, ya es de…. menos.
- ¡¡Nueve mil novecientas noventa y nueve piezas!!
- ¡¡Noooo!!!, ¡¡nueve mil novecientas noventa y ocho!!, ¡¡porque ya has encajado dos!!
Acabar un puzzle de diez mil piezas es relativamente fácil, lo difícil es empezarlo, porque las dos primeras cuestan mucho, y luego sabes que las siguientes, van a ser un poco más fáciles.
Y aquí yo quería hacer un poco de reflexión. El puzzle es el único juego, que cada vez, es más fácil. Los juegos normalmente se basan en un incremento de la dificultad, todos los juegos, desde Humor Amarillo, hasta Super Mario Bros, todos esos juegos se basan en que, cada vez son más difíciles. En los puzzles no, cuando vas por la mitad del puzle de cinco mil piezas, es como si sólo tuvieras que hacer uno de dos mil quinientas.
El ser humano, y esto hay que tenerlo claro, es cobarde. Por eso a poca gente le gusta los puzzles, porque no nos atrevemos, no nos lanzamos, no damos ese primer paso, no hay valor para empezarlos.
Sin embargo, cuando vemos a un niño con un puzzle de nueve piezas, que se ve que le ha tocado en el Happy Meal, ahí te animas, ahí dices;
- ¡¡Yo esto…. lo domino!!.
Claro, porque ese puzzle, solo hay que terminarlo, no empezarlo, porque son nueve piezas y es muy fácil, y ahí todo el mundo dice;
- ¡¡Yo esto del mundo puzzle lo domino, soy muy dado del ingenio!!.
Y un puzzle que se lo han dado a un chaval para que no llore, y para que esté entretenido, nosotros se lo quitamos, y demostramos que sabemos hacerlos. Ahí sí que nos atrevemos. Nadie quiere empezarlos, pero todo el mundo quiere acabarlos.
El puzzle, bien pensado, es la mayor proeza menos rentable que hay, porque es un reto, es muy difícil de hacer, pero… no puedes impresionar a una chica, por ejemplo.
No puedes decir;
- ¡¡Ves este campo de tulipanes, pues lo armé yo!!, ¡¡me llevó seis meses!!.
Porque eso, no dice nada bueno de una persona. Uno no se puede dedicar profesionalmente a montar puzzles. Sin embargo, sí que puede dedicarse profesionalmente a todo lo contrario, a deshacerlos.
Yo no lo sé, pero me lo imagino, que en la fábrica de puzzles, habrá un señor que sea el encargado de barajar las piezas. O sea, se hace la foto, se corta, y luego habrá alguien que agite, que revuelva, para que no te lleguen todas las piezas juntitas.
Sería interesante conocer a alguien que trabaje en una fábrica de puzzles, y decirle;
- ¡¡Oiga!!, y usted, ¿en qué trabaja?
- ¡¡Yo revuelvo puzzles!!
- ¡¡Y no me podría usted pasar uno, que esté poco revueltito, es que … es para impresionar a una chica!!
Imaginaos que alguien de una fábrica de puzzles, quisiera hacer el mal, podría hacer mucho daño. No tiene que más que meter la mano en la bolsa del puzzle de diez mil, y sacar una. Eso es peor que arrancar la última hoja de una novela de Agatha Christie.
Quería terminar con una reflexión sobre los puzzles. Que es algo que yo admiro, que me gusta y comparto, pero que entiendo que es algo casi heroico, lo difícil que es empezarlos, y lo fácil que es terminarlos.
Un dato que seguramente la gente no sepa, ni le importe: el puzzle comercial más grande que hay en el mundo, tiene veinticuatro mil piezas. Ese puzzle cuesta, dos cientos cuarenta euros. ¿Sabía usted que…sale a céntimo la pieza?.