miércoles, 3 de agosto de 2011
EL PEO
Voy a empezar hablando de algo desagradable, para mucha gente de mal gusto, ordinario, algo de lo que muchos prefieren que no hable, pero algo tan común como las moscas, algo que forma parte de la vida de todos, desde el más pobre hasta el más respetable, desde el que tiene más dinero hasta el que tiene menos, algo de lo que no hablan los periódicos, ni las revistas, ni los tebeos, voy a empezar hablando; del peo.
El peo, esa masa de aire sin forma definida, ni color, nube gaseosa que no puede definirse ni como líquido ni como cosa, ya que es algo que simplemente, huele. No como las rosas, pero huele. Sin respetar clases sociales, ni profesiones, ni el color de las pieles. El peo simplemente, huele.
Se lo ha tirado el más guapo, se lo ha tirado el más feo, nunca ni ninguno puede negarse que alguna vez, se ha soltado un peo.
El peo, ya puede ser sonoro, o silencioso, ruidoso, por lo bajini, traicionero o incluso caldoso. Está el famoso peo del ascensor, o el peo del egoísta que es el que se pega uno solo para él, enterito en la cama por la noche, o el que se tira uno cuando está solo en el coche.
Está el peo del mamón, que es el que se pega uno y no dice “ná” cuando está en una reunión. Está el peo a traición, que es el que uno cuando va andando y se lo deja escapar, comiéndoselo enterito el que va detrás.
Están también los peos que nunca salieron, el del record, el demoledor, el que se queda a medias o el que sale entero, y el más raro de todos; el eructo, que como bien sabéis se le dice que es un peo en ascensor.
Está el triple peo mortal, el de la venganza, el que nadie oye, el que mancha, el que quema e incluso hasta el que plancha, el peo asesino, el folclórico, el trompetero, y también existen los peos estereofónicos.
¿Quién no ha escuchado eso de; eres como el peo del hortelano?, ¿o eso de; más vale un peo en la mano que ciento volando?, ¿o eso de; en casa del herrero, peos de madera?
Por eso, yo reivindico, pido a voces y a gritos el derecho a peerse libremente, cuando uno quiera, cuando uno bienmente le venga, que parece mentira que en este país todavía se vea feo, que uno vaya por la calle, y se pegue un peo.
Así que, me vais a permitir que yo, con todo el cariño del mundo, con todo el amor de mi corazón, me despida diciendo que; un peo para todos ustedes.
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