Existen unos seres que tienden a la extinción; las cintas de cassette. Que ya casi no las hay, son como reliquias. Si las quieres ver, sólo las puedes ver en un sitio; en las gasolineras.
Que las tienen allí, como si fueran obras de arte, dentro de unos barrotes de metal con un candado, unas cadenas, unas medidas de seguridad peligrosísimas. Tú puedes ir a una gasolinera, y si quieres robar gasolina, sólo tienes que repostar e irte. Pero si quieres robar una cinta de cassette, tienes que llevar cizalla y soplete.
Están allí de exposición. Yo siempre me he preguntado; ¿quién compra una cassette en una gasolinera?. Hay que estar muy desesperado para ir conduciendo agobiado: -“¡¡Necesito escuchar a María Jesús y su acordeón!!”, “¡¡necesito escuchar a María Jesús y su acordeón!!”, “¡¡en la próxima gasolinera paro sin falta, y me compro una cassette de María Jesús y su acordeón!!”.
Porque claro, esa es otra característica de las cintas de cassette de gasolinera, que siempre sale en la portada, una foto del tío o tía, y el instrumento que toca.
Sale por ejemplo; Francisco. Y sale un señor con una guitarra en la mano, y dices; Francisco toca la guitarra. Obdulio. Y sale un hombre con una gaita, y dices; bien, Obdulio toca la gaita. Feliciano, un tío con una flauta. Pero de repente hay una cassette que pone; Fiesta Caribe, y sale un culo. Y te rompe los esquemas. ¿Esto qué es?, ¿un instrumento de percusión?, ¿es de viento?.
Y se extinguió todo esto. ¿Por qué desapareció este mundo tan bello de la cinta cassette?, Porque llegó el CD. El CD se oía mejor, y tenía las letras de las canciones. Que las cassettes lo intentaron también, sin ningún éxito en un último esfuerzo así, como de escena final de Zorba el griego.
Vamos a poner las letras también, podemos estar a la altura del CD. Y en ese pequeño espacio donde estaba Obdulio y su flauta, doblaban y replegaban un papel con las letras, que aquello lo abrías, y parecía el acordeón de María Jesús, y eso ya no había quien lo volviera a meter otra vez dentro. Quedaba la cassette como un Big Mac.
Luego también estaban, que también se están perdiendo, las cassettes vírgenes. Ya nadie usa las cassettes vírgenes, solamente los forenses, que cogen un grabador de cassette, y se ponen a andar alrededor de un señor, que está abierto como un yogur, y van diciendo obviedades en frases muy cortas, como por ejemplo; “no se mueve, moho en uñas, axilas y ombligo, arañazo en paladar..” Se le va a olvidar, lo tiene que grabar.
Ahora ya nadie, sólo ellos usan las cassettes. Antes por lo menos hacíamos un “varios”. O sea, comprabas una cassette virgen de 60 ó de 90, entonces ibas grabando en un orden supermeticuloso todas las canciones, pero según se acercaba el final de la cinta, decías; “¡¡no me va a caber la última!!”. Y veías que queda muy poquita cinta, y decías; “¡¡no me cabe!!”, “¿qué pongo aquí, una canción cortita o una frase de un forense?”.
Tenían algo muy intrigante las cassettes vírgenes, que es una especie de papelillo con pegatinas, y tú las guardabas con ansia y tesón como si se fueran a revalorizar en el futuro. Eran pegatinas que nunca quedaban bien, ¿por qué?, porque la gente cogía la pegatina la pegaba en la cinta, y luego escribía en ella, y ahí es imposible escribir encima de la cinta. Pero el ansia de pegar y despegar, es mucho mayor, que el ansia por escribir.
Había dos tipos de pegatinas, las interesantes, que eran una especie de franja, donde tú podías escribir, y luego, unas absolutamente inútiles, que eran; una "A", unos números, una guitarra y una clave de Sol en pegatina.
Y después venían las instrucciones super-obvias como por ejemplo; “No eche usted la cinta al fuego”. “No le acerque un imán”. “No se la dé de comer a los peces”. "Manténgala lejos al alcance de los niños".
Y en cambio, lo que te interesaba saber de una cinta, no te lo explicaban. Por ejemplo; ¿Qué hacer cuando una cinta se desmelena?. Que le salen todos esos rizos para afuera. Y ahí te pueden decir por ejemplo: “En caso de que la cinta se desmelene, meta usted un bolígrafo BIC, o en su defecto, un lápiz de avispa, (los que tienen rayas negras y amarillas), y vaya usted girando, hasta que se quede otra vez normal”.
Y luego ya al final, la cinta, que es una pena, intentaba modernizarse, porque se estaba quedando atrás, porque llegaba el CD pisándole los talones. ¡¡Intenta rebobinar un CD con un bolígrafo!!, no te lleva a ningún lado. Y llegaba el CD pisándole los talones, y dijo la cinta; “me voy a modernizar”, “me voy a hacer transparente”.
O sea, antes eran negras, y dijeron; "¡¡no, no, nos podemos hacer transparente!!", y llegaron las cintas transparentes, y dijeron; “¡¡esto es el futuro!!”.
Pero eso ya lo habían inventado las medusas mucho antes, y nadie se lo había tenido en cuenta.
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