La humanidad está infectada. Infectada por un virus, un virus que se propaga. El virus del móvil.
Móvil… ¿por qué se llamará móvil, si no se mueve?. Que lo llamen portátil. Vale que portátil ya está cogido, pero un portátil no es portátil, ni móvil. Llamar portátil a un portátil, o móvil a un móvil, es como llamar fijo, a un teléfono que no se mueve… vaya, quizás no es el mejor ejemplo.
Y es que ahora ya, no es fijo que la gente tenga un fijo en sus casas, sino un móvil, un móvil portátil, que no un portátil móvil, porque un portátil móvil no sería un portátil, sería ...
¡Basta de disertación léxico-científica!. Los móviles son la droga moderna. La prueba clara, evidente y definitiva de que el móvil es una droga, son las rayas. Cuando se te acaban las rayas, estás perdido.
Y es que las rayas siempre expiran en el momento menos oportuno. Desde luego, estoy hablando de las rayas de batería y cobertura. ¿Cobertura…?, cuando me regalaron el móvil, creía que no se podía sacar al aire libre. Que sólo se usaba en sitios cubiertos. Luego descubrí que sí, y se me acabó la batería. Así que me compré una guitarra.
Yo ya no recuerdo como vivía antes de tener móvil.
Todos los tenemos, aunque en realidad, no sean más que un instrumento de los alemanes, para dominarnos a todos. Sí, sí. Lo digo en serio.
Los alemanes han hecho mucho por la tecnología de los móviles. Van de benefactores de la humanidad, pero... detrás, se esconde una compleja trama de intereses, porque... ¿cuál es la primera consecuencia de usar el móvil?, pues que todos hemos acabado escribiendo, en alemán:
“Qtal?sproqtvayatodognial,tbo,diezenkasaPp,nofalts,bss”
Y así se empieza. No digan que no les avisé.
El móvil nos ha cambiado la vida, y para mal. Es decir, antes los móviles tenían poca memoria, y ahora tienen mucha. En cambio nosotros, antes teníamos un poquito de memoria, y ahora tenemos… Nada.
Antes nos sabíamos los teléfonos de nuestros amigos y familiares, y ahora que levante la mano quien se sepa más de cinco teléfonos de memoria. Y el 112, el 091 y el 11811, no cuentan.
Cada día tenemos la memoria más estropeada y más deteriorada, y no es por la radiación electromagnética, es porque ahora ya no necesitamos la memoria para nada. ¿El teléfono de tu madre?, la apuntas en la agenda del móvil. ¿Fecha de cumpleaños de tu hermano?, lo apuntas en el móvil, y si no, te lo chiva el Facebook, que nunca pensé que una página web me llegaría a ayudar tanto a mantener las relaciones con mis amigos y parientes.
Si es que, a este paso ya no hará ni falta de acordarnos de las caras de las personas. Llegará un día en el que nos encontraremos a alguien por la calle que nos salude, y habrá que comprobar en la galería de imágenes del móvil en plan: “¡¡a ver, a ver, este no, a ver, a ver, ahhh sí!!”, “¡¡Hola papá!!”.
Y si en algo nos ha cambiado la vida el teléfono móvil, es que ha llegado a un punto, en que tu vida depende de él por completo. Y no porque tengamos que llevarlo siempre encima, o dormir con el móvil en la mesita de noche, ni tampoco porque si se te olvida el móvil en casa, sientas que vas medio desnudo por la calle, tampoco.
Nuestro móvil se ha convertido en una extensión más de nuestra vida, o al menos eso es lo que piensa mi madre. Que si me llama, y el móvil no da señal, ella ya va llamando a la policía para que busquen mi cadáver. Porque no es posible pensar que me haya quedado sin batería, o que no tenga cobertura, no. Si el móvil no da señal, y yo no contesto, es que me he muerto o estoy a puntito de palmarla ahí moribundo perdido. Cosas de madres y de móviles o de madres- móviles que es un nuevo concepto.
Así que, no os voy a pedir, porque yo también me incluyo, un poquito más de cordura con el uso del teléfono móvil, porque a fin de cuentas, si hemos vivido tantos millones de años sin ellos, y no nos ha ido tan mal, tampoco va a pasar nada si nos olvidamos un poquito de tanta comunicación electrónica, y así igual podemos volver al contacto real, que a mucha gente tanta falta le hace.
Y es que ahora ya, no es fijo que la gente tenga un fijo en sus casas, sino un móvil, un móvil portátil, que no un portátil móvil, porque un portátil móvil no sería un portátil, sería ...
¡Basta de disertación léxico-científica!. Los móviles son la droga moderna. La prueba clara, evidente y definitiva de que el móvil es una droga, son las rayas. Cuando se te acaban las rayas, estás perdido.
Y es que las rayas siempre expiran en el momento menos oportuno. Desde luego, estoy hablando de las rayas de batería y cobertura. ¿Cobertura…?, cuando me regalaron el móvil, creía que no se podía sacar al aire libre. Que sólo se usaba en sitios cubiertos. Luego descubrí que sí, y se me acabó la batería. Así que me compré una guitarra.
Yo ya no recuerdo como vivía antes de tener móvil.
Todos los tenemos, aunque en realidad, no sean más que un instrumento de los alemanes, para dominarnos a todos. Sí, sí. Lo digo en serio.
Los alemanes han hecho mucho por la tecnología de los móviles. Van de benefactores de la humanidad, pero... detrás, se esconde una compleja trama de intereses, porque... ¿cuál es la primera consecuencia de usar el móvil?, pues que todos hemos acabado escribiendo, en alemán:
“Qtal?sproqtvayatodognial,tbo,diezenkasaPp,nofalts,bss”
Y así se empieza. No digan que no les avisé.
El móvil nos ha cambiado la vida, y para mal. Es decir, antes los móviles tenían poca memoria, y ahora tienen mucha. En cambio nosotros, antes teníamos un poquito de memoria, y ahora tenemos… Nada.
Antes nos sabíamos los teléfonos de nuestros amigos y familiares, y ahora que levante la mano quien se sepa más de cinco teléfonos de memoria. Y el 112, el 091 y el 11811, no cuentan.
Cada día tenemos la memoria más estropeada y más deteriorada, y no es por la radiación electromagnética, es porque ahora ya no necesitamos la memoria para nada. ¿El teléfono de tu madre?, la apuntas en la agenda del móvil. ¿Fecha de cumpleaños de tu hermano?, lo apuntas en el móvil, y si no, te lo chiva el Facebook, que nunca pensé que una página web me llegaría a ayudar tanto a mantener las relaciones con mis amigos y parientes.
Si es que, a este paso ya no hará ni falta de acordarnos de las caras de las personas. Llegará un día en el que nos encontraremos a alguien por la calle que nos salude, y habrá que comprobar en la galería de imágenes del móvil en plan: “¡¡a ver, a ver, este no, a ver, a ver, ahhh sí!!”, “¡¡Hola papá!!”.
Y si en algo nos ha cambiado la vida el teléfono móvil, es que ha llegado a un punto, en que tu vida depende de él por completo. Y no porque tengamos que llevarlo siempre encima, o dormir con el móvil en la mesita de noche, ni tampoco porque si se te olvida el móvil en casa, sientas que vas medio desnudo por la calle, tampoco.
Nuestro móvil se ha convertido en una extensión más de nuestra vida, o al menos eso es lo que piensa mi madre. Que si me llama, y el móvil no da señal, ella ya va llamando a la policía para que busquen mi cadáver. Porque no es posible pensar que me haya quedado sin batería, o que no tenga cobertura, no. Si el móvil no da señal, y yo no contesto, es que me he muerto o estoy a puntito de palmarla ahí moribundo perdido. Cosas de madres y de móviles o de madres- móviles que es un nuevo concepto.
Así que, no os voy a pedir, porque yo también me incluyo, un poquito más de cordura con el uso del teléfono móvil, porque a fin de cuentas, si hemos vivido tantos millones de años sin ellos, y no nos ha ido tan mal, tampoco va a pasar nada si nos olvidamos un poquito de tanta comunicación electrónica, y así igual podemos volver al contacto real, que a mucha gente tanta falta le hace.
2 comentarios:
que gran artículo! estuve viendo otros y me asombra que nadie comente... son muy muy buenos! te felicito. Saludos cordiales desde Asunción, Paraguay
Muchas gracias Guillermo!!!! y tan sólo decirte que; "de bien nacido es ser agradecido"
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