Hoy quería hablar de unos seres tremendamente admirables, a los que, no debemos aspirar: los pegamentos.
Son algo fascinante, de verdad, el pegamento es un invento loable, y yo lo loo, hay quien lo laila, lo lailen o lo loen, no lo huelan, que ya saben lo que pasa.
¿Por qué se inventó el pegamento?, el pegamento se inventó, porque el ser humano trae el gen de la torpeza de serie.
Estás en casa de un amigo, en el salón, y hay una figurita de Lladró horrible, valga la redundancia, que a ti no te interesa lo más mínimo, pero a tu mano, sí. Tu mano cobra vida propia, tú no puedes hacer nada, porque es el gen, y en cuanto entra en contacto con la figurita; ¡¡clanck!!, te quedas con un trozo en la mano, y no lo queremos reconocer, nadie dice; “¡¡He roto esto!!”, la frase es; “¡¡Uy, esto está suelto!!”.
Y por eso, hemos tenido que inventar el pegamento, el problema es, que el ser humano es tan patoso, que el pegamento es también una chapuza; el pegamento de barra: eso que es como una barra de labios gigante, pero de pegamento, ¡¡eso no pega!!, alguien lo tiene que decir, ¡¡eso no pega!!, eso arruga el papel, lo emborrona, pero pegar, no pega. No pega. Lo que pasa es, que hay una especie de convenio colectivo, hay un pacto, y la gente lo acepta.
Luego hay otro pegamento que, es todo lo contrario; el pegamento instantáneo: ése pega tanto, que sólo vale para una vez, o sea, lo abres, lo usas, lo tapas, ¡¡y ya no se vuelve a abrir jamás!!.
En plan; ¡¡Familia, traed todo lo que esté roto en casa, que voy a abrir el pegamento instantáneo!!.
Lo de “instantáneo”, es un eufemismo, porque no es instantáneo, es más rápido que instantáneo. O sea, hay que echar el pegamento, antes de que se rompa la cosa. Echas el pegamento y ¡¡tack!!, ya tienes los dedos pegados.
Sin embargo, yo quiero romper una lanza por lo pegamentos, sí, porque los pegamentos es bueno para la marcha de un país, hace feliz a la gente, o sea, la gente que trabaja con pegamento, se nota.
Son algo fascinante, de verdad, el pegamento es un invento loable, y yo lo loo, hay quien lo laila, lo lailen o lo loen, no lo huelan, que ya saben lo que pasa.
¿Por qué se inventó el pegamento?, el pegamento se inventó, porque el ser humano trae el gen de la torpeza de serie.
Estás en casa de un amigo, en el salón, y hay una figurita de Lladró horrible, valga la redundancia, que a ti no te interesa lo más mínimo, pero a tu mano, sí. Tu mano cobra vida propia, tú no puedes hacer nada, porque es el gen, y en cuanto entra en contacto con la figurita; ¡¡clanck!!, te quedas con un trozo en la mano, y no lo queremos reconocer, nadie dice; “¡¡He roto esto!!”, la frase es; “¡¡Uy, esto está suelto!!”.
Y por eso, hemos tenido que inventar el pegamento, el problema es, que el ser humano es tan patoso, que el pegamento es también una chapuza; el pegamento de barra: eso que es como una barra de labios gigante, pero de pegamento, ¡¡eso no pega!!, alguien lo tiene que decir, ¡¡eso no pega!!, eso arruga el papel, lo emborrona, pero pegar, no pega. No pega. Lo que pasa es, que hay una especie de convenio colectivo, hay un pacto, y la gente lo acepta.
Luego hay otro pegamento que, es todo lo contrario; el pegamento instantáneo: ése pega tanto, que sólo vale para una vez, o sea, lo abres, lo usas, lo tapas, ¡¡y ya no se vuelve a abrir jamás!!.
En plan; ¡¡Familia, traed todo lo que esté roto en casa, que voy a abrir el pegamento instantáneo!!.
Lo de “instantáneo”, es un eufemismo, porque no es instantáneo, es más rápido que instantáneo. O sea, hay que echar el pegamento, antes de que se rompa la cosa. Echas el pegamento y ¡¡tack!!, ya tienes los dedos pegados.
Sin embargo, yo quiero romper una lanza por lo pegamentos, sí, porque los pegamentos es bueno para la marcha de un país, hace feliz a la gente, o sea, la gente que trabaja con pegamento, se nota.
Los zapateros, gente afable, tu entras allí, y hay una ambiente, una alegría; “sí, las zapatillas las tengo para el jueves”.
Pero la alegría del zapatero, está en el ambiente, y se nota en la marcha del país.
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