Caprese (Italia) 1482. Casa de Miguel Ángel (7 años), genio renacentista.
MADRE : ¡¡Miguel Ángel!!
MIGUEL ÁNGEL : ¿Qué?
MADRE : ¡¿Qué haces?!
MIGUEL ÁNGEL : Nada, yo…
MADRE : ¡¡Tu padre acababa de pintar la maldita pared!!
MIGUEL ÁNGEL : Ya pero…
MADRE : Ni pero ni pera. ¡¡Ludovico, ven un momento!!
LUDOVICO (PADRE): ¿Qué quieres?…
MADRE : ¡¡Mira lo que ha hecho tu hijo!!.
LUDOVICO : ¡¡Miguel Ángel!!, ¿Quién te crees que eres?.
MADRE : ¡¡No le hables así al niño!!
LUDOVICO : Acababa de pintar la maldita pared.
MADRE : Eso le he dicho yo.
MIGUEL ÁNGEL : Yo sólo…
MADRE : ¡¡Tú nada!!, ¡¡Ludovico!!…
LUDOVICO : ¿Qué?.
MADRE : ¡¡Qué le digas al niño algo!!.
LUDOVICO : ¡¡Eso no se hace Miguel Ángel!!. ¡¡Además, ya te he dicho que tus pinturas tienen una fuerza interior demasiado compleja!!. ¡¡Tanta terribilità y tantas narices!!.
MIGUEL ÁNGEL : Lo siento papá.
LUDOVICO : ¿Y qué es eso de pintar a tanto hombre desnudo?.
MIGUEL ÁNGEL : Es que…
MADRE : Nos ha salido del otro barrio, Ludovico. Se nos va, se nos va.
MIGUEL ÁNGEL : El desnudo es bello.
MADRE : ¡¡Ay!! (Se desmaya)
LUDOVICO : ¡¡Ahora mismo, te vas a la iglesia, y le cuentas eso, al cura!!.
MIGUEL ÁNGEL : Sí, papá.
Y así comenzó el proyecto de la capilla Sixtina.
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