sábado, 13 de febrero de 2010

LOS CHORRITOS


Voy a hablar de uno de los seres, más ninguneados de este planeta; los chorritos.

Para empezar, el chorrito es, una de las consideradas unidades de medida, poco dignas.

Un chorrito de aceite, es como la pizca, o como el “puñao”. Una pizca de sal, un chorrito de aceite, un puñadito de arroz... ¿qué unidades de medida es esa?.

Os imagináis a un médico, operando a corazón abierto, diciendo:

- “¡¡Rápido, rápido, échenme un chorrito de pentotal sódico, y un puñadito de epinefrina, y una pizquita de sorbitol!!”.

Eso no es serio. Eso no es digno. Un chorrito es impreciso, ¿por qué?, porque es desconocido.

Existen los chorritos divertidos, como el chorrito del limpiaparabrisas del coche. Ese chorrito jabonoso y perfumado que siempre apetece usar, pero nunca es buen momento. Si el cristal está limpio, no conviene usarlo porque el cristal queda salpicado; pero si está sucio, tampoco es buen momento, porque se hace un barro asqueroso.

Si tienes el parabrisas lleno de mosquitos aplastados, polvo y arena, eso casi es argamasa. Si le echas un chorrito de agua, fragua y se convierte en cemento. Entonces, ¿cuándo se usa ese chorrito? ¿Para qué sirve?. ¡¡Pues para mojar al que se pega detrás de ti en la autopista cuando te echa las largas!!.

Otro chorrito interesante es el de las pistolas de agua. La ciencia de la pistola de agua ha avanzado mucho en los últimos años. Parecen armas tuneadas, con mochilas, válvulas, compresores.... como sigan así, dentro de poco los bomberos irán a los incendios con pistolas de agua.

Hay una raza de chorritos indómitos y traicioneros a la que pertenecen el chorrito del botijo, el del porrón y el de la bota de vino. Aquí surge un conflicto de competencias... ¿Debe ser el chorro el que busque la boca, o la boca la que busque al chorro? Seamos sinceros, no es culpa de ellos, es que cuando intentamos embocar ya estamos borrachos.

No es justo tildar a los chorritos de rebeldes, y por ello cuenta la leyenda que si uno no respeta a los chorros, puede ser castigado con una maldición. Cuando menos te lo esperes te comprarás un loro, un día se te escapará, te meará toda la casa y lo dejará todo como los chorros .... de loro.

No hay comentarios: