domingo, 28 de febrero de 2010
EL AZÚCAR
Yo quería hablar de un ser, que nos ayuda a pasar los tragos más amargos de nuestra vida; el azúcar.
El azúcar, la caspa de los ángeles, la sal de la vida, la cocaína de los niños.
Porque cuando somos niños, nos encanta el azúcar. Por eso tenemos la sensación, de que la infancia es un momento dulce y tierno, que está todo rodeado de azúcar, pero, sin embargo, hay unos señores que no les parece nada bien; los dentistas.
Que están todo el día;
- “¡¡El azúcar es mala para los dientes!!”, “¡¡el azúcar es mala para los dientes!!”.
Vamos a ver, si fuera mala, no lo diríais.
Si fuera mala os lo callaríais. No van a andar tirando piedras, contra su propio tejado.
Es como cuando un taxista te dice:
- “¡¡Pues yo le llevo por aquí, que es más largo, pero se tarda menos!!”
Os imagináis a los pobres empresarios de la azúcar, la gracia que les tiene que hacer, que los dentistas le digan a sus hijos;
- “¡¡El azúcar es mala para los dientes!!”, “¡¡el azúcar es mala para los dientes!!”.
Es que, los pobres empresarios de la azúcar no pueden defenderse. Como no se les ocurra otra mentira, en plan:
- “¡¡No, no, niños, si os laváis mucho los dientes, se os cierra el culo, y explotáis!!”
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