Hoy voy a hablar de uno de los seres, menos fotogénicos que existen; los bocadillos de calamares.
Jamás entenderé, por qué hay que andar haciéndoles fotos, a los bocadillos de calamares. ¡¡Que los dejen en paz!!. ¡¡La gente ya sabe como son!!.
Nadie va a una tienda de bocadillos y dice;
- “¡¡Bocadillo de calamares!!”, “¡¡bocadillo de calamares!!”, ¿cómo eran?
¡¡Que también necesitan su intimidad!!.
Dirán;
- “¡¡No, no, es que es un reclamo publicitario!!”.
No te puede apetecer un bocadillo de calamares como el que sale en esa foto. Es imposible que alguien vea ese bocadillo, con los calamares por fuera, ¡¡como si fueran los amarres de un barco!!.
Yo no sé, si esto que he contado, ha logrado entretener, o formar, o he sido didáctico durante estos cuarenta minutos que ha durado el monólogo. Lo único que yo pretendía, era acercar nuestros corazones, un poco más, a esos pequeños seres, a los que no tratamos, con el respeto que se merecen.
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