viernes, 29 de enero de 2010

CUANDO SE VA EL AGUA


Voy a hablar de una de las experiencias, más aterradoras que puede vivir un ser humano; cuando cortan el agua.

¡¡Que pasa de repente!!. Un día por la mañana abres el grifo, y te quedas mirando, como se va deshaciendo el chorrito. Ese irse del chorrito, que es como una agonía. Ves que va desapareciendo, lo ves que cada vez es más delgado, y tú quieres pasar sus últimos minutos de vida con él, viendo como se va extinguiendo. Hasta que desaparece, y al final tose.

Te quedas mirando al grifo, así todo compungido, como diciendo;

- “¡¡Se ha ido el agua, y ni siquiera he podido decirle, como era de importante para mí!!”.

Te quedas ahí un rato esperando, ya no sale nada, mirando al grifo vacío. Que es como cuando se va una novia, que aunque el tren ya se haya ido, tu te quedas en el andén, mirando al horizonte. Que no sabes cuando te tienes que ir. Te entra la duda. Yo creo que en las estaciones, debería de haber gente encargada de avisar a los enamorados, que te dijeran:

- “¡¡Oiga caballero, por las horas que son, el tren de su amada, ya debe de estar por Cuenca!!”.

Cuando vas al grifo, ya no está el agua. No te quedas contento, y quieres comprobar todos los grifos de la casa, y vas grifo por grifo comprobando de que ya no hay agua, que a lo mejor hay alguno que dice; “¡¡No, no, yo si echo agua!!”.

Entonces se acaba el agua, en todos los grifos de la casa, y empiezas a vociferar;

- “¡¡Se ha ido el agua!!”, “¡¡se ha ido el agua!!”.

En plan; - “¡¡Chanquete a muerto!!”, “¡¡Chanquete a muerto!!”.

El problema es, que no hay un protocolo de actuación. O sea, se te pasa por la cabeza;

- “¿Qué hago?”, “¿qué hago?”, “¿me ducho con Coca cola?”.

Pues no, porque la ves negra, y dices;

- “¡¡Me voy a quedar sucio, y pegajoso!!”.

Lo peor en ese momento, es la espera. Porque vas por toda la casa, como si fueras un zahorí, con tu varillita, buscando a ver donde puede haber agua:

- “¡¡Agua, agua, agua... ¿dónde hay agua?!!”. “¡¡No, no, esto es un florero, y ya está seco!!”.

Entonces, cada dos por tres, abres el grifo, para ver si ya ha vuelto el agua, y pasa una cosa horrible, de tanto girar el grifo, llega un momento, que no sabes si está abierto o está cerrado.

Los grifos serán distintos, pero las tuberías son las mismas. Las tuberías son las venas de los edificios, y el agua es su sangre y su vida. Además tiene circulación mayor, y circulación menor, roja y azul. La fría y la caliente.

Todos sabemos que el agua, no se va para siempre. O sea, cuando el agua se va, es más bien cuando tienes ocho años, y dices:

- “¡¡Me voy de casa!!”.

Y te vas con un Cola Cao, y la Playstation, hasta que se le acaban las pilas. Luego vuelves cabizbajo, y el agua igual. El agua vuelve, y vuelve marrón. A lo mejor, es que también se llevó un Cola Cao.

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