domingo, 3 de enero de 2010

EL AGUA


Es curioso, el agua; es inodora, incolora e insípida, y sin embargo acojona.

Sí, porque tu vas caminando tranquilamente por la calle, y de repente se pone a llover, y todos hacemos lo mismo, correr para no mojarnos.

El agua no sólo afecta a las personas que están mojadas. Las personas que están secas, también se vuelven más tontas. Porque tú llegas completamente empapado al trabajo, y siempre habrá alguno que dirá:

- “¿Está lloviendo?”.

Porque parece que a las personas, nos cuesta reconocer que está lloviendo. Sí, porque tú miras por una ventana, es obvio que está lloviendo, pero tú, sacas la mano, y sólo entonces, dices;

- “¡¡Llueve!!”.

Ahora, cuando realmente hacemos el tonto, es cuando intentamos protegernos de la lluvia. O sea, ¿en qué estaba pensando, el tío que inventó el paraguas?. Yo creo que era un borde, que dijo;

- “¡¡Voy a hacer un aparato, que saque los ojos, pero que resguarde del agua, para que no sospechen!!”.

Sacar los ojos, sí que los saca, ahora..... ¿resguardar del agua?, porque todo el mundo sabe, que el agua tiene muy mala leche, porque cae de lado. Yo creo, que el hombre del tiempo, además de decir que va a llover, tendría que decir la dirección.

Yo creo que la lluvia nos trastorna completamente. Sólo hay que ver las canciones que se dedican a ella:

- “¡¡El patio de mi casa, es particular. Cuando llueve se moja, como los demás!!”.

¡¡Muy bien!!, ¿entonces qué tiene de particular?.

Yo creo que nos llevamos mal con la lluvia, desde el Diluvio. El primero que tuvo un conflicto, fue Noé. Que ni se llamaba Noé ni nada. Lo que pasa es, que Yahvé le dijo:

- “¡¡Va a llover!!”

y él le dijo:

- “¡¡No, eh!!.

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