Tú primero, tienes que conseguir el número del teléfono de ella, que te lo va a dar; la prima de la vecina del cuñado de un chaval, que era compañero del exnovio de un primo de un amigo de una que se iba por la mañana en el tren para la facultad, con la prima de la vecina de la tía del cuñado de uno, que una vez coincidió con ella friendo patatas en el McDonald's.
Una vez ya tengas el teléfono de ella, te pegas dos semanitas a base de toques, y a las dos semanitas de las llamadas perdidas, te la juegas y le mandas un mensajito, mensajito que tiene que ver si ella te contesta o no te contesta, y si te contesta se divide en si quiere quedar contigo o no quiere quedar contigo, puede ser por dos motivos o razones; primero, porque la chavala sólo quiere quedar contigo para tomar café, porque el sentimiento no es recíproco, pero podéis hablar para no estar incómodos, porque lo mismo coincidís en un grupo de amigos, y de ahí puede surgir una bonita amistad. O en un segundo caso, porque la chavala siente por ti lo mismo, y la cosa es de una reciprocidad total, y ella incluso buscando un pequeño hueco en su apretada agenda, va a buscar un huequecito sólo para ti para que la cosa ya la habléis, y vaya todo viento en popa, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín, y todos contentos y todo para adelante.
Pues después de toda esta retahíla, todavía seguimos diciendo que el ser humano es el animal más inteligente que hay, después del mensajito, que te cuesta dinero a ti, el toque, el mensajito, el café, que si queda, que si no queda, el cine, el refresquito, las palomitas, la cena, todo te cuesta dinero a ti, y seguimos diciendo que el ser humano es inteligente, el ciervo no.
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