El problema es, que para entender a las cucharillas, primero hay que hablar de sus pobres madres; las cucharas.
Es muy duro ser cuchara, el único cubierto hembra, en un mundo de cubiertos macho.
Y sus compañeros de trabajo, el cuchillo y el tenedor, son unos machistas, y la discriminan a la pobre cuchara. Claro, ellos se encargan de las grandes comidas; un filetón, un spetec.... todo super- comidas. Y a ella, la mandan cuando hay; un puré, un sopicaldo. Eso es discriminación en el trabajo. Hasta cuando ponen la mesa, a ella la ponen al otro lado del plato. Y lo malo es, que la gente presencia esta inclemencia de la sociedad con total impunidad, y a la gente le da igual.
Y es que la cuchara, es una madre, que no ha podido ocuparse de sus cucharillas, todo lo que ella hubiera querido. ¿Qué es una cucharilla?. Eso habría que dejarlo claro. La gente llama cucharilla a cualquier cosa. Estás en la máquina de café, le das al botón, y te sale un café, y un palo de plástico.
Y tu dices;
- ¡¡Se le ha caído una pieza a la máquina!!.
Y dice la gente;
- ¡¡No, no, es la cucharilla!!.
- ¡¡Eso no es una cucharilla!!.
Claro, es que la gente, llama cucharilla a todo.
Y ese trozo de plástico, que viene en las tarrinas de helados.
Tú dices;
- ¿Y qué es esto?, ¿qué me ha tocado?
- ¡¡No, no, es una cucharilla!!
- ¡¡No, eso, no es una cucharilla, porque no se sabe porqué parte se agarra, y porqué parte se pincha!!.
Eso no son cucharillas, ¿por qué?, porque las cucharillas son como su madre, pero más pequeñas.
Para empezar, las cucharillas son criaturas imprevisibles. Tú vas al cajón de los cubiertos, y hay exactamente el mismo número de cuchillos, que de cucharas, que de tenedores. ¡¡Pero, de cucharillas!!, ¡¡es un misterio!!. Puede haber en el cajón, setenta mil cucharillas, o ninguna. Por esa regla de tres, puede haber o setenta mil o ninguna, da igual.
Claro está que, si no hay ninguna, te tienes que comer el yogurt con una cuchara sopera, que no luce, porque en tres cucharadas, te lo has acabado. ¿Qué pasa?, que normalmente no hay ninguna cucharilla, ¿por qué?, porque la cucharilla aceptó, que al ser hija de madre soltera, la pobre ha tenido que ponerse a trabajar, ya de muy joven;
- Como cucharilla de azucarero. Que nota la envidia;
- ¡¡Uy, que vida más dulce, allí todo el rato en el azucarero, rodeado de azúcar!!
- ¡¡De eso nada!!, porque lo que sí es, es la dulcísima amargura de la cuchara que ya no disfruta de la azúcar. Porque es como ese gasolinero que, ya no le hace ilusión el olor a gasolina. El primer día; ¡¡Ummmm!!. Pero cuarenta años allí; ya.... como que no. De hecho, a la pobre cucharilla de azúcar, le sale una costra de azúcar, que primero es blanca, pero luego se va poniendo marrón, y al final la cuchara ya no tiene receptáculo, pierde su capacidad de ser cuchara, porque se queda completamente hecha una bola, más que una cuchara, parece un chupachús.
- Otra labor de las cucharillas es; - Cucharillas de café.
- ¡¡Sacarme por favor!!, ¡¡sacarme por favor!!.
En un vaso largo, una cucharilla, se la juega. Si sacas la cucharilla de un café, y está fría, es que ya poco va a remover, ahora bien, si está caliente, está viva.
- Otras cucharillas se dedican al trabajo de la rama bio- sanitaria; la cucharilla del jarabe.
- ¡¡Mira, mira está allí!!, ¡¡está allí!!
Y ella está sola, pegajosa. Entonces ella dice;
- ¡¡Por favor, por favor, no digáis en casa que me habéis visto así, decid que he triunfado en la medicina!!, ¡¡decid que soy una cuchara de negocios!!.
Hay que decir, que todas las restantes, han tenido que emigrar para buscar trabajo;
- Unas se han ido al campo. Un día la gente, se pone una cuchara en la boca con un huevo duro, y empiezan a hacer carreras. Un concurso campestre.
Pero lo más importante es; que la cucharilla sirve para pedir silencio en una boda. Están todos comiendo, coge uno una cucharilla y una copa, y empieza;
- ¡¡Tin, tin, tin!!, ¡¡callad, callad!!, ¡¡tin, tin, tin!!.
Pedir silencio así, no tiene sentido, es como pedir la paz a cañonazos. Bueno, no tiene sentido para nosotros, pero para las cucharas, es la única forma, el único momento, para saber las unas de las otras. Esa cucharilla habla por código Morse, y le cuenta a todas las demás, lo que está haciendo cada una;
- ¡¡Tin, tin, tin!!, ¡¡la cucharilla del jarabe ha triunfado en la medicina!!
- ¡¡Tin, tin, tin!!, ¡¡y la del huevo duro, ha hecho una carrera excelente!!
- ¡¡Tin, tin, tin!!, ¡¡y la del azucarero, le han renovado su trabajo!!
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