miércoles, 18 de agosto de 2010

LA BARBA


La vida de un hombre, va marcada por un montón de cosas. Acontecimientos que convierten pequeños hechos, en un antes y un después. Primero naces, porque para ser un hombre, quieras que no, es necesario.

Luego empiezas a andar, dices tus primeras palabras, y después de un montón de cosas más, llega uno de los momentos más esperados por todo niño. Todo empieza con un leve picor, y algún que otro granito. En ese momento, cual jardín en primavera, los pelos empiezan a abrir y a romper tu piel, así como la tierra se quiebra al paso del nacimiento de la hierba, pintando tu cara de bonitos puntos negros. ¡¡Es oficial, ya tienes barba!!.

Bienvenido a la etapa adolescente, chico. Pero todo tiene su proceso, y no os penséis que la barba sale así de un día para otro, ¡¡no!!. La barba en general, eso que entendemos como vello facial, se toma su tiempo. Primero salen los pelitos del bigote, que más que bigote es bigotillo, pero que no sé quien fue el inteligente, que a esto le puso nombre especial, y le llamó pelusilla.

Luego te empiezan a salir pelos en las patillas, debajo del cuello, y finalmente se acaba cerrando por los lados. Y ahora sí, ahora si puedes decir orgullosamente, de que tienes barba. Ya eres todo un hombre.

O una mujer todo dejada, porque a las mujeres también le sale vello en la cara, que lo mismo pensáis que no, porque no es habitual. Pero porque son muy listas, y lo disimulan. Lo guay de ser una mujer, y tener barba, es que es algo que se puede rentabilizar, porque si eres un desecho social, que no vales ni para estar escondida, y no tienes capacidad ni habilidad para dedicarte a nada más, pues… simplemente, puedes dejarte crecer barba, y trabajar en un circo.

¡¡Sí, chicas!!. Si veis que el paro os ahoga, y no llegáis a fin de mes, podéis convertiros, sin apenas esfuerzo, en una mujer barbuda. Un trabajo tan digno, como cualquier otro, y os ahorraréis una pasta en Gillette, espuma de afeitar o cera, ésa que usáis.

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