viernes, 17 de julio de 2009

LOS MANUALES DE INSTRUCCIONES


Hoy voy a hablar de un género literario de los que, menos ha triunfado en la literatura universal. ¿y sabéis cual es?, los manuales de instrucciones.

Un consejo para los amantes de la literatura; ¡¡Compraos una tele nueva!!.

Leerse el manual de una Panasonic Quintrix, es la cosa que menos apetece leer en el mundo. Porque claro, es que vamos a ver; tenemos delante una tele nueva, y un manual del tamaño de un bidé. ¿Qué vas a hacer?, porque la verdad es, que te apetece jugar con la tele.

Lo último que quieres en ese momento es, ponerte a leer un tocho que parece el temario de una oposición. Es que hay veces que, se te plantea la duda; ¿me leo las instrucciones de la tele, o me hago notario?. Por eso, la mayoría de los notarios, no ven la tele. No es que no les guste, es que, tuvieron que elegir, y ahora no la saben encender. Pero no sólo las teles. Todo. Por ejemplo; el manual de instrucciones de un teléfono móvil.

Y es que, el colmo es, que las páginas son tan finas, como el papel de fumar. Yo creo que, en el tiempo que te estudias las instrucciones del móvil, te sacas la carrera de “Teleco”, y te haces tu propio teléfono.

Lo curioso del manual de instrucciones es, que aprendes idiomas; inglés, francés, alemán, incluso chino. Entonces leyendo el manual, puedes aprender que, “intrucciones de seguridad”, en inglés se dice; "Safety Instructions", en italiano; "Indicachioni per la securezza", en portugués; "Introuose de segurança", y en chino, "Chinwancha winchinchua".

Pero no todo es malo. Leer un manual de instrucciones, también es tranquilizador. Porque, antes de comprarte la tele, tú estás indeciso en el Carrefour: “¿Me compro la Panasonic, o la Philips?”, “¡¡la Philips, no, la Panasonic, venga va, la Philips.... No, mejor la Panasonic!!".

Y luego llegas a casa, todo preocupado; “¿Habré acertado?”. Entonces, abres el manual de instrucciones, y pone; “¡¡Enhorabuena, se ha comprado usted, una Panasonic!!”.
Y dices; “¡¡Menos mal!!”, “¿te imaginas que me compro la Philips, abro el manual y me pone; “¡¡Ooooo.....oh, mecachis, tenía usted que haberse comprado la otra!!”.

Entonces empiezas a leer el manual; y la primera página te explica cómo ponerle las pilas al mando, y dices; “¡¡eso ya me lo sé!!”, y te la saltas. Pasas la página, y te explican como encender la tele, y dices; “¡¡eso ya me lo sé!!”, y también te la saltas. Pasas la página, y te explican como cambiar de canal, y dices; “¡¡me lo sé todo!!”. Y vas pasando las páginas rápidamente, hasta que lees; “Sintonización 9- link, flicker VCR, AV2”, y dices; “¡¡A ver si me he pasado a otro idioma!!”, y entonces retrocedes y llegas a la sección donde te explican; como subir el volumen a través del VCR, y te preguntas; ¿Qué es el VCR?, vas para atrás, y llegas donde te pone; “¡¡Enhorabuena, se ha comprado usted, una Panasonic!!”.

Y luego, sea el aparato que sea, empiezas de cero, poco a poco, pero sin leer. Fijándote en los dibujitos. El problema es, que los dibujitos sólo te explican las cosas más obvias. Por eso, viene con dibujitos. Son las cosas que, a lo mejor no sabe alguien, que no sepa leer. Como por ejemplo: "Para conservar la calidad de sus cintas, no las tire al fuego", y te dibujan una cinta de vídeo triste, porque la han tirado al fuego.
"Si las pilas sueltan un liquidillo viscoso y amarillento, no lo ingiera", y se ve, a un señor tragándose las pilas, tachado.

Yo creo que, todo eso lo hacen para que, se pueda entender aquí, y en Pequín.

Otra cosa curiosísima de los manuales de instrucciones, son las últimas páginas. Las de posibles averías. Es el triunfo de la evidencia; "Si el taladro no funciona, comprobar que no estaba enchufado". Y luego, cogemos el manual de instrucciones, y lo metemos en una carpeta, o en un cajón, donde están todos los manuales de instrucciones de todo lo de la casa. El de la tele, el de la batidora, el del microondas.... el de la lavadora, que no sé porqué, pero ése viene en una bolsita. Yo creo, que debe de ser, para que, no se moje, por si acaso, cuando viene en la caja, la lavadora se enciende, y se pone a lavar sola.

¿Y para qué los guardamos?, ¿por si un día se nos olvida como funciona?, pues no, es para que, si dentro de millones de años, se extinguiera nuestra civilización, los arqueólogos pudieran traducir nuestros periódicos, y las noticias de hoy día, con el manual de instrucciones de una lavadora.

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